Buñuel en el laberinto de las tortugas

Las Hurdes, Tierra sin pan es un film rodado por Luis Buñuel en 1933, que retrataba las condiciones de vida, atrasadas y extremas, de aquella comarca extremeña. Está considerado como uno de los doce mejores documentales de la historia del cine.

Ahora, la película de animación Buñuel en el laberinto de las tortugas cuenta como se realizó aquel rodaje, y lo hace intercalando escenas reales del propio documental, tan fascinantes como tremendas, lo que ayuda a entrar en el contexto de la historia, algo a lo que también contribuye el increíble parecido físico de los dibujos con sus personajes originales. 

¡Cómo me ha gustado!

Es magistral la lectura que hace de Luis Buñuel, probablemente uno de los directores más emblemáticos e innovadores que ha dado el cine mundial (que yo admiro desde siempre y que hoy está demasiado olvidado en España), y a quien la película no siempre deja en buen lugar, podría decirse que no se pliega al genio, reflejando con valentía la manipulación  que en ocasiones hizo de personas y escenas, el modo en que llegó a «escenificar» algunas secuencias, buscando la mayor brutalidad posible, sin duda tratando de ayudar a aquellas gentes, denunciando el olvido y atraso en que vivían, una tierra montañosa y sin recursos en la que sobrevivían básicamente de las subvenciones por acoger niños huérfanos (conmovedora la escena de la escuela), pero también quizás con la idea de reflotar su carrera de cineasta después del escándalo de La edad de oro.

“Aquellas montañas desheredadas me conquistaron en seguida. Me fascinaba el desamparo de sus habitantes, pero también su inteligencia y su apego a su remoto país, a su «tierra sin pan». Por lo menos en una veintena de pueblos se desconocía el pan tierno. De vez en cuando alguien llevaba de Andalucía algún mendrugo que servía de moneda de cambio” .—Luis Buñuel, Mi último suspiro

La película tampoco olvida sus miedos, obsesiones y fobias (su padre, las armas, Dalí…), ni el surrealismo; la cinta está repleta de sueños oníricos y pesadillas que así lo reflejan.

Y luego está Ramón Acín, gran amigo de Buñuel y productor del documental gracias un billete de lotería; anarquista, censurado por la Segunda República y fusilado por el franquismo, un personaje con el que es fácil enfatizar en el transcurrir de la película; una persona que el poder quiso enterrar (Buñuel exigió añadir su nombre a los créditos de los que había sido borrado cuando volvió a exhibirse el documental en la década de los 60), y del que es inevitable salir corriendo a buscar información sobre su vida.

La película es dramática, porque el material del que parte lo es, pero suavizada con algunos golpes de humor, lo que ayuda a digerir la dureza de algunas escenas.

Buñuel en el laberinto de las tortugas es una película que se merece toda la suerte del mundo. Duró poco en la cartelera, tuvo una distribución precaria, a diferencia de otros países como Francia y EE.UU, donde ha cosechado un gran éxito y numerosos premios. ¡En España somos así!

Está dirigida por Salvador Simó y producida en Valencia por Alex Cervantes en sus laboratorios de Hampa Estudios. Ha sido preseleccionada por la Academia del Cine como candidata a los Oscar de Hollywood a mejor película de habla no inglesa, junto a Dolor y Gloria de Pedro Almodóvar y Mientras dure la guerra de Alejandro Amenábar.

Sin duda está complicado que sea elegida, Almodóvar y Amenábar son dos pesos pesados, además siendo de animación. Pero estaría bonito por ser la primera vez que una película de estas características sería seleccionada para los Oscar en España. Se lo merece porque es espléndida, pero sobre todo porque es original y sincera.

Yo, me alegraría.