miércoles, 29 de diciembre de 2010

La Luz para el año que empieza

El año se acaba, y con él la primera década del 2000, quien lo iba a decir cuando esperábamos que el mundo se iba a volver loco con el cambio del milenio y el efecto 2000 de los ordenadores, que éste caos iba a tardar 10 años en cumplir sus agoreras previsiones, porque eso es lo que actualmente estamos pasando, un caos económico y social de proporciones bíblicas.
Pero bueno no es mi intención hacer una entrada con tintes negros, si no todo lo contrario.

miércoles, 22 de diciembre de 2010

Ver el final del tunel

Hace ya bastante tiempo, en los inicios de esta aventura que fue el blog, escribí un pequeño relato llamado Una historia, un futuro, donde por primera vez hablaba, digamos en público, de las circunstancias que me rodeaban y de como había empezado todo.
Aquel pequeño relato terminaba con la imagen que ahora inicia esta entrada, y finalizaba de la siguiente manera:
"Aquel 17 de Marzo, fue como si empezase de cero, la realidad estaba ahí, y tuvo que aceptarla, perdió algunas cosas importantes, pero aprendió otras, aprendió a vivir mas despacio, tuvo que volver a empezar con nuevos impulsos, vio quien estaba con él y a quien le daba igual, se llenó de nuevas ideas, y se propuso que, a pesar de todo, conseguiría salir, de una manera u otra, se sobrepondría a todo, y lo conseguiría, igual que lo consiguió en su juventud.
Tenía algunos hombros en los que apoyarse y los usaría para, a pesar de todo, volver a mirar el futuro con esperanza.
Aquel 17 de Marzo había sido un principio, pero no iba a suponer un final".

Por último  y junto a la foto del tunel, había una dedicatoria:
"Dedicado a todos los que tienen que aprender a levantarse de nuevo"

sábado, 18 de diciembre de 2010

El billete de lotería - Relato

EL BILLETE DE LOTERÍA

Todos los sábados por la mañana, y antes de acercarse al mercado para realizar la compra semanal, Josefa se acercaba a la administración de lotería y compraba su billete para el sorteo que se iba a realizar ese mismo día. Siempre, desde hacía ya 12 años, compraba el mismo número, a pesar de que  nunca en todos aquellos años le había tocado gran cosa; alguna pedrea o alguna devolución, pero nunca nada serio, ninguna cantidad lo suficientemente importante como para permitirse algún capricho o algún exceso. Ese singular detalle no impedía que Josefa perdiera la esperanza y que acudiera fiel a su cita con la administración de lotería de su barrio. Mª Carmen, la lotera, y ella se  habían hecho buenas amigas a fuerza de verse todos los sábados por la mañana; ambas compartían número y ambas eran confidentes de sus propias quimeras que manifestaban en el ceremonial, mitad en broma, mitad en serio, de frotar el billete de lotería en la espalda de la lotera, con la idea de que ese gesto, como si de un toque mágico se tratara, era el que inevitablemente les traería suerte.
Todas las semanas repetían la misma operación, sin faltar ninguna. Josefa estaba convencida de que su día llegaría y de que ese número, su número, saldría tarde o temprano, y ella por fin podría tocar el cielo con las manos.

Una vez con el billete de lotería en sus manos, y mientras se dirigía al mercado, a Josefa le gustaba soñar. Soñaba en todo lo que iba a hacer con el dinero que le podía tocar; fantaseaba con hacer un gran viaje con su marido, ese pobre cabezón, de tan mala suerte, que llevaba mas de un año parado, y que a sus mal llevados 56 años, tenía cada vez menos esperanzas de encontrarlo; o quizás se compraría un lujoso vestido largo y pasaría toda una noche bailando, como epílogo a  una romántica cena con su, ahora si, apuesto marido, que enfundado en un elegante smoking, estaría irresistiblemente romántico; y ya puestos a soñar, cumpliría su gran deseo, compraría una casa. Sería en el campo, siempre les había gustado vivir allí, en una casa grande en su pueblo, con un gran terreno donde cultivarían sus hortalizas y tendrían montones de  árboles frutales, aquel si que sería un buen lugar donde respirarían aire puro todos los días. Pero a veces, se sentía mal por lo que creía un exceso de ambición, entonces bajaba al sueño de la realidad y se conformaba con comprar un pequeño piso en la propia ciudad, que tuviera ascensor, eso sí, que las piernas ya estaban muy castigadas; con una cocina grande donde poder colocar el ansiado lavavajillas y que tuviera grandes ventanas exteriores para poderlas abrir y dejar que se paseara el aire fresco por todas las habitaciones, en lugar del enrarecido ambiente que subía del deslunado interior al que daban las ventanas de su viejo piso.

Hoy es sábado y Josefa ha dejado de soñar, no se lo puede creer, pero de repente se ha encontrado con la más cruda y amarga realidad. Una fractura de tibia la mantiene recluida en una cama del hospital; fue hace dos días por culpa de un desafortunado accidente al caerse del último tramo de la escalera que estaba limpiando.
El infortunio no le ha impedido que, cómo siempre suele hacer, haya escuchando el sorteo de la lotería por la radio y asistir, como en otro de sus sueños, a vivir el momento mágico en el que los niños de San Ildefonso han cantando el número que ella juega desde hace tantos años.

- ‘Pero poco dura la alegría en la casa del pobre’ – pensará más tarde.
La explosión de alegría inicial se ha tornado en angustia y desilusión al comprobar que su marido no ha ido a la administración de lotería a comprar el décimo.

Ahora Antonio no sabe como consolarla. Maldice su suerte y se siente culpable por la dejadez de no haber pasado a recoger el billete, camino del hospital, como su mujer le había indicado. Es ahora que, con encogido disimulo la mira, cuando apenas reconoce a una mujer desolada y abatida, tan distinta de su desenfadado y alegre carácter habitual. Y sólo entonces empieza a ser consciente de lo que ese décimo significaba para ella y cuanto de una apacible y placentera senectud se ha podido volatilizar con ese olvido.
Cabizbajo y sin saber que decir, asiste entre apenado y resignado a los lamentos de su mujer, que confirma que una vez más la fortuna les ha dado la espalda.         
 -   No era para nosotros – trata de consolarla con poco convencimiento.

Durante un buen rato, no se oye nada en la habitación, el silencio se podría cortar, y solo es roto, ocasionalmente, por algún quejido o por el pasear de visitantes y familiares de alguna habitación de la planta. Ellos bastante tienen con asumir que su vida volverá a la  rutina que nunca cambió; Josefa, cuando se recupere, seguirá limpiando patios y escaleras por setecientos euros al mes. Antonio a pasarse, como casi todos los días, por la oficina del paro para mirar que ofertas de empleo hay, luego pateará algunas fábricas pidiendo una faena, que sabe sobradamente que no le darán.   

Finalmente, ese silencio es repentinamente roto por el estridente sonido del timbre del teléfono que les saca les saca de golpe de sus aislamientos, Josefa, con el gesto envuelto en derrota reflejado en la cara, le dice a su marido que se lo acerque, y éste servicial se lo hace llegar:
- Hola Josefa – le dice la voz al otro lado del teléfono – soy Mª Carmen, la  lotera, no se si sabes que la semana pasada salió la devolución en el décimo que te llevas todas las semanas, y que hoy, al ver que no te pasabas a recogerlo, he empleado ese dinero en comprar el décimo de esta semana, como solemos hacer habitualmente.
¿Ya sabes que te ha tocado la lotería?

En un momento dado, Josefa dejó de oír lo que le hablaban, porque de nuevo había vuelto a soñar.

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miércoles, 15 de diciembre de 2010

Otras Navidades

Todos los años y desde hace 6, recibo por parte de la ONG Valencianos por Nicaragua, y junto al aviso de que van a pasar al cobro el recibo de los 32 € de la cuota anual, el memorandum de los trabajos que allí se han realizado durante el año, gracias a las ayudas económicas de las diferentes administraciones, generalmente valencianas, este año: Generalitat Valenciana, Ayuntamiento de Valencia y  Ayuntamiento de Xixona, la propia ONG y el INPRHU (Instituto de Promoción Humana), organización social nicaraguense.

domingo, 12 de diciembre de 2010

La estación de Jesús



La estación de Jesús del Metro de Valencia, donde sucedió la tragedia del mayor accidente de la historia ocurrido en un metro con 43 muertos, va a cambiar de nombre...

martes, 7 de diciembre de 2010

VII Concurso de Paradela - El hombre que despertó

El hombre que despertó



El hombre despertó de repente. Se sentía mareado y tenía algo de nauseas pero por lo demás se encontraba bien, aunque lo más extraño era que no recordaba nada, tenía la mente completamente en blanco, ningún recuerdo, ninguna sensación, nada, el vacío más absoluto. 

lunes, 6 de diciembre de 2010

La Liga de las Estrellas y la muerte del fútbol

Hace unos días leí un estupendo artículo de John Carlin, titulado "Crónica anunciada de la muerte de la liga española" donde hacía un acertado análisis de hacia donde va la liga española, donde solamente dos equipos Real Madrid y Barcelona, aspiran al trono liguero, el resto de equipos tienen que conformarse con ser meras comparsas y asistir boquiaviertos y sumisos al poderío sin igual de ambos equipos.
Os dejo con el artículo completo, dado lo interesante y probablemente premonitorio que es, salvo que en este país futbolero se asiente de una vez por todas el sentido común:

jueves, 2 de diciembre de 2010

Dia mundial de las Personas con Discapacidad

Hoy 3 de diciembre es el dia mundial de las personas con discapacidad, durante los últimos 15 años, este dia ha servido para promover la comprensión de temas relacionados con la discapacidad y para generar medidas que contribuyan a la dignidad, los derechos y el bienestar de estas personas.
En los últimos años se había dado un gran avance en la consecución de leyes sociales que ayudaban a las personas con discapacidad, pero, y como no, la crisis amenaza con hacer un atraso brutal en estos avances, si ya en algunas comunidades, la aplicación de la Ley de Dependencia era lenta y deficiente, ahora, practicamente se ha paralizado, y la congelación de las pensiones, de las que viven gran parte de las personas discapacitadas, y el paro, que se ha cebado sobre todo en este colectivo, hace que la reivindicación deba ser hoy mayor que nunca.