La falta de accesibilidad para personas con movilidad reducida, un tema muy preocupante y actual. Más cuando desde el pasado 4 de diciembre de 2017 hay una ley que obliga a que todos los lugares, públicos, privados y de transporte, sean de acceso asequible para todos. Os invito a leerlo desde el enlace a esdiario/CV. Accesibilidad, una ley que no se cumple.
También aquí, en las líneas que siguen en este blog.
Mi agradecimiento a Andoni Moreno por prestarme la imagen de portada.
Con este artículo doy por finalizada la temporada, bien intensa por otra parte. Me
tomo un descanso de varios meses, al menos hasta el otoño, con la idea de retomar algún proyecto personal que he ido
dejando aparcado.
¡¡¡Feliz verano!!!
¡¡¡Feliz verano!!!
Existe una Ley
de Accesibilidad en vigor desde el pasado 4 de Diciembre de 2017, después de
que durante algunos años estuviera en tránsito de aplicación por los costes que
se le suponían a la adecuación de entradas, instalación de rampas, pasos de
semáforos para personas ciegas, aseos adaptados, etc. Hoy, todos los lugares de
acceso tanto públicos como privados tienen obligación por ley de ser
accesibles.
Hace unas
semanas ya publiqué en este mismo medio un
artículo explicando algunas de las carencias
que todavía existían, que son muchas. En otro, la
historia de Miguel Ángel Galán como ejemplo que
clamaba al cielo por la vergonzosa injusticia que supone tener que arrastrarse
por el suelo para sortear los escalones que le permitan salir a la calle.
Desgraciadamente
la situación sigue sin cambiar apenas. La ausencia de accesibilidad en
viviendas, comercios, oficinas y en los medios de transporte de numerosos
pueblos y ciudades, sigue dejando bastante que desear como denuncian en redes
públicas de modo constante personas como Andoni Moreno con su combativo “Santurtzi
Accesible” y grupos como “Eliminando Barreras” desde Sevilla, la asociación APIP C.V. con campañas desde
Valencia o el colectivo “Cota Cero” con su mensaje exigiendo a los partidos
políticos que “Tú también tienes que cumplir la ley”.
Al mismo tiempo
cada vez son más las personas con movilidad reducida que se ven forzadas a
realizar episodios reivindicativos movidos por ese instante de enojo en el que no
pueden acceder a algún lugar o hacerlo en condiciones degradantes o precarias, Casi
a diario se pueden leer en los diarios o escuchar en las noticias algún tipo de
acción que lo exige.
Hace algún
tiempo fue Juan Manuel Montilla, actor y cantante conocido como El Langui, que
arrastra desde su nacimiento una lesión cerebral provocada por falta de oxígeno
durante el parto, quien cortó la salida de un autobús porque no podía subir con
su scooter eléctrica. Algo tremendamente habitual, bien porque no están
acondicionados, bien porque fallan las rampas de acceso. Tras el revuelo en
prensa y programas de televisión, en apenas una semana la Comunidad de Madrid,
solucionó el conflicto permitiendo que todos los vehículos adaptados pudieran
subir a los autobuses de la EMT. Vamos, que lo que debería de ser obligatorio y
habitual parece necesitar del jaleo mediático para hacer cumplir las normas. Aun
así, considero importante que las personas que tienen algo de relevancia pública
pongan su voz y sus actos en maniobras de demanda por la repercusión popular y
de concienciación que traen consigo.
También aquí en
Valencia, el pasado 26 de mayo, Juan Antonio Peinado que se desplaza en silla
de ruedas tras un accidente sufrido llevando ayuda humanitaria al Sahara, se
encadenó a un tren en la Estación del Norte de Valencia,
harto de que semana tras semana le hagan esperar durante horas la llegada de un
coche adaptado. Como si el tiempo de una persona con discapacidad no tuviera
valor. Lo irónico es que Renfe publicita que sus trenes son 100% accesibles,
pero en cercanías son muchos los que no lo están. Ahora, Juan Antonio, está a
la espera de una citación judicial porque Renfe le ha interpuesto una denuncia
por el retraso generado.
Yo me pregunto
si también se va a sancionar a Renfe por quebrantar una ley española en vigor.
Y ya de paso si los departamentos de movilidad correspondientes, van a entrar
de oficio en tantas y tantas normas de acceso que se incumplen a diario en este
país.
Las leyes,
según hoy nos recuerdan casi a diario de modo machacón, están para cumplirlas.
Me cuesta entender por qué ésta ha de ser una excepción, o lo que es peor, tratada
como una ley de segunda.
Si se multa por
conducir por el carril bus o aparcar en zonas indebidas ¿por qué no se multa
igualmente la restricción de acceso a las personas con movilidad reducida?
La falta de
accesibilidad es un asunto grave que afecta a mucha gente, personas a quienes la
vida ya les supone un escollo continuo, más todavía cuando se trata de
desplazarse y realizar sus actividades diarias. Es tiempo de que las
autoridades asuman en conciencia esta ley y tomen cartas en el asunto de una
manera seria y efectiva
De lo contrario
sí que sería una negligencia que nos retrataría como sociedad.
Poco a poco se va logrando hacer conciencia, querido amigo, con la perseverancia de personas como tú.
ResponderEliminarQue tengas muy buena temporada de descanso y tus nuevos proyectos te llenen de entusiasmo y alegría.
Un abrazo.
Gracias, amiga Sara, es una labor de ir poco a poco concienciando a la sociedad. Es muy importante.
ResponderEliminarMás que un descanso es una decisión para tomar impulso a un proyecto ilusionante que creo que ya es hora de retomar. Hablamos.
Un besazo enorme y muchas gracias por estar siempre ahí.