Manifiesto Día Mundial Contra la Polio
Hoy es 24 de octubre, Día Mundial Contra
la Polio, una fecha que obliga a poner el foco en la realidad del presente,
pero que no puede ni debe dejar de observar el pasado, basta con mirarnos a un
espejo, agarrar el bastón o sentarse en la silla de ruedas para recordarnos
quienes somos. Es esta una efeméride que cada año con más firmeza es de memoria
y reivindicación.
No se puede olvidar que para la mayoría
de nosotras y nosotros jamás tuvo que ser así, porque lo más crudo de esa
epidemia que nos contagió no solo vino por el azar de la mala suerte, sobre
todo llegó fruto de la negligencia de un régimen autoritario que durante ocho
largos años silenció una vacuna que ya existía y que nos pudo haber salvado.
Fueron ocho años de ocultación y abandono, ocho años en los que miles de niñas
y niños murieron y otros muchos miles más quedamos con permanentes secuelas
paralíticas con las que tuvimos que aprender a vivir el resto de nuestras vidas.
Luego, en los años que siguieron, conforme
íbamos creciendo, la indolencia de aquel gobierno dictatorial, su falta de humanidad,
nos denominó como subnormales, inválidos y otras calificaciones insultantes y
despreciativas, abandonándonos, además, a nuestra suerte, sin apenas recursos y
sin ayudas, condenando a muchos de nosotros, y a nuestras familias, a la
marginación y la indigencia; otros, con más fortuna, tuvimos que duplicar
esfuerzos para alcanzar estudios y/o trabajos que nunca se adaptaban a nuestra
diferente condición física.
Vivimos tiempos convulsos en los que hay
quienes quisieran desterrar la memoria, arrinconarla o negarla, olvidar que
existió, pero nunca una herida se curó echando arena sobre ella, no es sano ni
ayuda a cicatrizarla, y no lo es porque la memoria es parte nuestra como seres
humanos y como sociedad, es, ante todo, el alimento que nos inspira como
personas.
Por eso nos indigna la
ingratitud del hoy, el desaliento que en ocasiones provoca esta democracia tan
ligera a la indiferencia. Somos cuerpos extenuados por tantos muros que hemos
tenido que saltar, fatigados tras décadas cojeando la vida. Ahora, el tiempo
nos ha traído una nueva condena en forma de Efectos Tardíos de la Polio y
Síndrome Postpolio, tanto agotamiento y dolor que nos van apagando en la simple
madurez, secuelas que parecen no tener fin de una enfermedad que siempre fue
mala compañera de viaje.
Pero quizás también este es un buen día
para hacer algo de autocrítica y exigirnos a nosotras y nosotros mismos unión.
Somos valientes, adustos y cabezotas porque fue el escudo que tuvimos que crear
para enfrentarnos al mundo. Tenemos ese gen luchador que hace a las personas
grandes porque nunca regateamos en empeños, pero también hemos generado un punto
impulsivo que, demasiado a menudo, utilizamos para perdernos en discusiones sin
cuento, desuniéndonos y desviándonos de la auténtica causa. Tanto nos hemos
acostumbrado a luchar contra molinos, siempre en soledad, que durante años hemos
descuidado aquello de que «la unión hace la fuerza», dejando que nuestro
aliento se fuera por el canalón del impulso baldío.
Hoy, afortunadamente, esta actitud va
cambiando. Firmando este manifiesto estamos nueve asociaciones de polio y síndrome
postpolio de diferentes partes del país que creemos necesario juntar esfuerzos
con los que dirigirnos a las administraciones.
Apelamos a esta unión, a la fuerza de tantos
que somos, porque necesitamos que se nos haga justicia, que escuchen unas
reivindicaciones necesarias gritadas desde hace demasiados años:
Profesionales médicos preparados, formación
de especialistas que sepan atender nuestra especial problemática, accesibilidad
universal, un censo fiable y real, transportes adaptados, valoración de
incapacidades justas y sin demoras, reconocimiento de pensiones, jubilaciones
anticipadas por discapacidad, etc.
En el último año, lo que era una vieja
reivindicación, que a los supervivientes de la polio se nos considerara
víctimas del franquismo, se ha producido: oficialmente se nos ha reconocido
dentro de la Ley de Memoria Democrática.
Era una deuda que España nos debía y se ha conseguido.
Pero este tan solo es un paso. Ahora,
con el derecho que nos otorga la ley, es momento de seguir alzando la voz
todavía con más ímpetu, exigir nuestros derechos. No podemos tolerar que se nos
siga relegando como ciudadanas y ciudadanos de segunda.
Queremos que cumplan las promesas
reflejadas en la citada Ley de Memoria Democrática, esa que dice que «promoverá
medidas de carácter sanitario y social en favor de las personas afectadas por
la polio, efectos tardíos de la polio y post-polio, que posibiliten su calidad
de vida».
Confiamos en nuestro empuje, nuestra razón
y en que nuestra causa es justa.
Fuimos víctimas del franquismo, hoy ya
no queremos seguir siendo los grandes olvidados de la democracia.
24 de octubre de 2023 – Día Mundial Contra la Polio y el Síndrome Postpolio.