Hoy 3 de diciembre es el día Día Internacional de las Personas con Discapacidad y a esta fecha reivindicativa he querido dedicar el habitual articulo en el diario digital.
Podéis leerlo, como siempre, en el enlace del diario o a continuación, en las lineas que siguen.
3 de
Diciembre; Día Internacional de las Personas con Discapacidad
Hoy, 3 de diciembre, es el Día Internacional de las
Personas con Discapacidad, una fecha que acerca y recuerda, pero que ante todo es
una cita de demanda y reivindicación.
“La discapacidad es una condición
que afecta el nivel de vida de un individuo o de un grupo. El término se usa
para definir una deficiencia física o mental, como la discapacidad sensorial,
cognitiva o intelectual, la enfermedad mental o varios tipos de enfermedades
crónicas” (Resolución 47/3 de la Asamblea
General de Naciones Unidas).
Además, la discapacidad ya se considera una cuestión
de derechos humanos, según la Organización Mundial de la Salud (OMS): “Las
personas están discapacitadas por la sociedad en la que viven, no solo por sus
cuerpos”.
Los datos a nivel global siguen sobrecogiendo:
—La población
mundial actual es de siete mil millones de personas.
—Más de mil
millones sufre algún tipo de discapacidad (una de cada siete personas; 15% de
la población). Los promedios de personas con discapacidad están creciendo
debido al envejecimiento de la población y al aumento de las enfermedades
crónicas a escala mundial.
—Unos ciento
noventa millones tienen problemas de movilidad extrema.
—Los países
pobres y del tercer mundo tienen una mayor tasa de discapacidades que los
países del primer mundo.
—Más de cien
millones de discapacitados son niños.
—Las personas
con discapacidad son más a menudo víctimas de violencia. Lo niños con discapacidad
tienen cuatro veces más posibilidades de ser víctimas de algún acto violento.
La misma proporción que los adultos con problemas mentales.
—Las mujeres
representan el 60% de las personas con discapacidad. Esto es, alrededor de
seiscientos millones en todo el mundo.
—Una de cada
tres mujeres con discapacidad sufre violencia de género (31%) más del doble que
las mujeres sin discapacidad (12%)
—El 80% de las
personas con discapacidad vive en países en desarrollo.
—El 50% de las
personas con discapacidad no tiene acceso a la sanidad.
—Las tasas de
desempleo son mayores en las personas con discapacidad. También sus salarios son
claramente inferiores.
—Las personas
con discapacidad son más vulnerables a la pobreza y viven en peores
condiciones. Deficiente alimentación, viviendas precarias y no accesibles, mal acceso
al agua potable y al saneamiento, en muchas ocasiones debido a los costos
adicionales que supone su acondicionamiento; los gastos en atención médica,
dispositivos de ayuda y de asistencia personal, depender de otras personas o de
pensiones, generalmente escasas o inexistentes. Todo ello conduce asiduamente a
la precariedad.
Es indudable que el mundo debe de reaccionar ante una
cuestión casi siempre injusta y dolorosa. Son necesarias medidas reales para
paliar un problema creciente, la fragilidad y la falta de recursos con que han
de vivir una buena parte de las personas que habitan el planeta. Los obstáculos
discapacitantes se pueden superar. Los gobiernos deberían concienciarse que se
ha de invertir en programas específicos para personas con discapacidad; adoptar
estrategias y planes de acción nacionales; mejorar la educación, formación y
contratación de personal; proporcionar financiaciones adecuadas; aumentar la
conciencia pública y la comprensión de las discapacidades; fortalecer la
investigación y garantizar la participación de las personas con discapacidad en
la aplicación de políticas y programas.
En
España, el último censo oficial sobre personas con discapacidad indica que hay
3,84 millones de personas con alguna discapacidad reconocida. Se trata de la
encuesta “Discapacidad, Autonomía Personas y situaciones de Dependencia” del
Instituto Nacional de Estadística (INE) publicado en 2008 con datos de 2007. En
aquel momento las personas con discapacidad suponían un 8,5% de la población. Esta
encuesta se realiza cada diez años y sus datos posiblemente estén algo
desfasados. No debería, pues, tardar mucho en salir una nueva con datos
actualizados. De momento es la que existe.
El
estudio indicaba igualmente que 2,3 millones de mujeres afirmaban tener alguna
discapacidad, frente a 1,55 millones de hombres. También reflejaba que en 3,3 millones de hogares españoles residía
al menos una persona con discapacidad, lo que suponía un 20 por ciento, y que en
608.000 hogares la persona con discapacidad vivía sola.
Todos
estos son datos que colocados uno tras de otro siempre quedan algo fríos. Los
números no sienten, aunque es indudable que citan la realidad. La esperanza de
vida cada vez mayor, con el inevitable envejecimiento de la población, los
accidentes de tráfico, las enfermedades derivadas y crónicas indica que el
número de personas con discapacidad y dependientes crece día a día, con sus
desalientos y sus problemas.
Es
esta ya una cuestión social de primer orden, aunque silenciosa y callada, como
la naturaleza de quienes la sufren. En cualquier caso los gobiernos parecen vivir
de espaldas a esta situación. Como si no desearan verla, limitándose, al menos
en nuestro país, a usarla para su propio interés como moneda electoral. Ahí
está el descaro con la Ley de Dependencia. Una ley que nunca han permitido que
terminase de arrancar con la fuerza que debería; que en los años de gobierno de
Mariano Rajoy sufrió un hachazo de recortes tremendo; una ley que debería ser
fundamental en un país que se dice democrático y social.
Son los desahucios, y lo habitual que ancianos y personas con discapacidad sean los perjudicados por las penurias con que viven. Es terrible y denigrante que se eche a las familias de sus casas, obviando jueces, autoridades y bancos un derecho fundamental recogido en la propia Constitución como es el derecho a la vivienda.
Están las evaluaciones de los centros de valoración, injustas tantas veces. La intransigencia a reconocer jubilaciones anticipadas en cuerpos agarrotados y exhaustos por aquellas mismas engañosas viejas valoraciones. Las pensiones, contributivas y no contributivas, sobre todo estas últimas, tan exiguas, condenas a la precariedad por haber nacido o sufrido el estigma de una discapacidad.
La accesibilidad de las ciudades; bordillos y escalones, comercios y centros públicos inaccesibles, trenes y autobuses sin rampas o averiadas con sospechosa asiduidad; semáforos mudos y medios audiovisuales que no acogen a quienes viven el silencio.
Y es la prisión que para muchas personas con movilidad reducida suponen sus propios hogares.
Como Miguel Ángel Galán, prisionero en su propia casa.
Pero la gente ya no desea callar. Las redes sociales bullen.
El pasado 28 de noviembre, Cocemfe, organizó concentraciones en numerosas ciudades de toda España bajo el lema “Mi casa no es mi cárcel”. Denunciar que hay personas que viven atrapadas en sus domicilios, sin apenas posibilidad de salir a la calle por falta del acondicionamiento necesario, como un ascensor, por insolidaridad en muchas ocasiones, por las trabas que pone la Ley de Propiedad Horizontal para acometerlas y por la falta de ayudas.
Es necesario recordar que desde el pasado 4 de diciembre de 2017 es obligatorio por ley que todos los productos, entornos, locales y servicios sean accesibles para todas las personas.
Como Miguel Ángel Galán, prisionero en su propia casa.
Pero la gente ya no desea callar. Las redes sociales bullen.
El pasado 28 de noviembre, Cocemfe, organizó concentraciones en numerosas ciudades de toda España bajo el lema “Mi casa no es mi cárcel”. Denunciar que hay personas que viven atrapadas en sus domicilios, sin apenas posibilidad de salir a la calle por falta del acondicionamiento necesario, como un ascensor, por insolidaridad en muchas ocasiones, por las trabas que pone la Ley de Propiedad Horizontal para acometerlas y por la falta de ayudas.
Es necesario recordar que desde el pasado 4 de diciembre de 2017 es obligatorio por ley que todos los productos, entornos, locales y servicios sean accesibles para todas las personas.
He de terminar. Confieso que en general no me gustan demasiado los denominados “Día de…”, a veces desprenden ese aire como de fiesta, pero al menos es de esperar que sirva para salir, aunque sea por unas horas, de la invisibilidad, ese manto de silencio que habitualmente nos envuelve a las personas con discapacidad.
Nota: Este
artículo está basado en datos e informes de Naciones Unidas, de la Organización
Mundial de la Salud (Informe Mundial
sobre la Discapacidad, 2011) y de la encuesta “Discapacidad, Autonomía
Personas y situaciones de Dependencia” del Instituto Nacional de Estadística
(INE) de 2007.
Un abrazo de profundo cariño mexicano para cada uno de los que integran los 3,84 millones de personas con discapacidad por la madre patria. Lo pienso y lo imagino y de alguna manera tiene que llegar ese abrazo. Ojalá lo sientan.
ResponderEliminarGracias Sara, estoy seguro que todos ellos han sentido de alguna manera ese abrazo cariñoso que les mandas. Eres una persona solidaria y gentil.
EliminarUn fuerte abrazo.