Este artículo va en femenino con el ánimo de mostrar una realidad, el de todas las mujeres que tienen que vivir con una enfermedad invisible y dura, desconocida para la sociedad a pesar de la gran cantidad que la padecen.
Por ellas me he decidido a escribirlo, con mi deseo de que os parezca interesante.
Podéis leerlo en el enlace del diario: Endometriosis; entre el dolor y el silencio
También aquí en el blog, en las lineas que siguen:
Se llaman así mismas guerreras,
endoguerreras que cada día han de combatir contra el dolor y el silencio,
contra la incomprensión de una enfermedad cruel y casi desconocida, incluso
para muchos profesionales de la medicina que pueden incluso tardar años en
diagnosticarla.
Es endometriosis, una enfermedad que surge cuando el
endometrio, que es la capa que está dentro del útero, se desprende con la
menstruación y se va depositando en los órganos adyacentes, ya sea en los
reproductores o en otros vitales como riñón, hígado, pulmón, etc. Se crea una especie
de metástasis, nódulos invasivos, quistes de diferentes tamaños que se
reproducen con rapidez, lo cual puede provocar sangrados y fuertes dolores.
Como de tener la regla continuamente.
“Yo siempre he tenido
reglas dolorosas e irregulares —explica Laura García—, desde que la tuve por primera vez con 14
años, pero como todos me decían que era normal no le daba importancia. Con 21 empecé
a tomar anticonceptivos para regular la menstruación, pero empeoró. Comenzó entonces
a dolerme todavía más y también a ser más irregular. Acudí al médico de
cabecera con síntomas de dolor al orinar, además de cansancio en las piernas y el
habitual de los periodos, muy intensos. Me diagnosticaron infección de orina sin
más pruebas y me dieron antibióticos. Hasta en tres ocasiones insistieron en el
diagnóstico. Durante dos años los síntomas y el dolor fueron aumentando mes a
mes hasta que un día amanecí con el abdomen muy inflamado. Me asusté mucho y
esta vez sí logré que mi doctora me remitiera al ginecólogo. En aquella revisión
me dijo que tenía dos quistes y que eran endometriosicos. Después, las pruebas
tumorales indicaron que eran benignos pero que seguían creciendo (uno de 2cm.
en el ovario izquierdo y otro de 5cm. en el derecho) me hablaron de la posibilidad de operarme y me recetaron Sibilla, un anticonceptivo que
no me está sentando nada bien. Tengo nauseas habitualmente y unos dolores
terribles, como de agujas clavándose en mi interior, vivo con angustia
constante y me encuentro muy mal…”
Basta
bucear un poco por las redes, leer comentarios en grupos especializados para
darse cuenta de lo habituales que son testimonios como el de Laura y su
experiencia inicial con esta enfermedad. Se tarda mucho
tiempo, largos años en la mayor parte de las ocasiones en diagnosticarlo. Y
muchas veces de modo casual porque “la regla siempre duele”. Sin duda
propiciado por la escasa preparación y el desconocimiento hacia unos síntomas
complejos en ocasiones. Recorren un auténtico peregrinar de médicos
que en ocasiones subestiman o no empatizan lo suficiente con el dolor de la
mujer.
Al tratarse de mujeres y regla tiende a
ser un tema tabú, como silenciado, y casi desconocido. A pesar de que no se
trata de una enfermedad de las denominadas raras, más bien todo lo contrario, es
muy frecuente: dos millones y medio la padecen en España y 175 millones en el
mundo. Unas cien mil en la Comunidad Valenciana.
Está considerada como benigna, pero la
realidad es que es una enfermedad tremendamente dura dentro de sus grados de
afectación (existen cuatro grados) que va amargando la vida poco a poco. El
dolor insistente y continuo, desesperante, de una menstruación que parece no
tener fin; la fuerte medicación, incluso con morfina para aliviarlo; las
depresiones, el aislamiento y el miedo a la infertilidad. Porque gran parte de
las mujeres que la sufren deben de acudir a tratamientos de fertilidad para
poder gestar. Otro mazazo más con todo lo que eso supone. Y está el daño
laboral y social. Se las acusa de quejicas y flojas por la necesidad de causar
bajas en el trabajo provocadas por el intenso dolor, que puede llegar a ser
incapacitante para casi cualquier actividad, lo que lleva muchas veces al
despido, a una vida de injusta precariedad, a la incomprensión por un mal
invisible y silenciado.
Ya se han dado algunos casos, pocos, de
Incapacidad Laboral a mujeres afectadas de endometriosis.
Alicia
Martínez sabe lo que significa ir de quirófano en quirófano. Empezó a padecer
dolores terribles con 11 años. Después de un periplo por especialistas, en la
sanidad privada le dijeron que tenía endometriosis. Con 20 años fue operada por
primera vez, “se supone que de una apendicitis”. El dolor siguió y con 28
descubrieron que tenía afectado el intestino, el útero, los ovarios, el tabique
recto vaginal y la vejiga. “Me creció tanto porque no me realizaron las pruebas
necesarias a tiempo”. Con 29 años le cortaron parte del intestino. Entre otras
secuelas, Alicia tiene la vejiga atrofiada; “No sé cuándo tengo ganas de mear,
llevo pañales por la calle, tomo una pastilla de por vida para controlarlo…” Su
rutina incluye visitar consultas de reumatología, fibromialgia, urología,
ginecología, cirugía general. “La morfina es parte de mi vida. Primero me dolía
cinco días al mes, después 25. El dolor es peor que el de parto. Te desmayas y
vomitas, lo que quieres es que te abran y te quiten lo que tienes dentro”
(Testimonio extraído de Pikara Magacine)
María
Peñalver, profesora de educación infantil, denunció en julio del año pasado en
una entrevista en la Cadena Ser que la Consellería de Educación
le
había denegado una comisión de servicio para dar clase cerca
de su médico en Valencia y no en Callosa del Segura donde tiene su plaza. La endometriosis
no aparece en el catálogo del que dispone la consellería ni el profesional
sanitario que valoró su informe médico consideró que la enfermedad tenga la
entidad suficiente para concederle este derecho que tienen todos los docentes.
Esta es la
realidad cotidiana.
Hace
unos meses, el diputado Ignacio Subías del PSPV pedía a
Sanidad más investigación en endometriosis: “Es una enfermedad crónica que afecta a
entre una y dos mujeres de cada 10, y entre el 30% y 40% de mujeres con
infertilidad. Hay que pedir a la Consellería que adopte medidas para hacerla
visible, entre ellas la colaboración con las asociaciones de afectadas,
pero también aumentar la formación de los profesionales sanitarios”.
El 14 de Marzo es el día mundial dedicado
a la endometriosis. Con el afán de visibilizar y tratar de concienciar a la
gente y a los organismos oficiales sobre su enfermedad, estas endoguerreras que
a pesar de todo resisten realizaron multitud de actos públicos. Aquel día, la
fuente de Cibeles, la Torre Eiffel y las cataratas del Niágara entre otros
muchos monumentos se iluminaron de amarillo, color que desde hace años es el
lazo que las simboliza. En Valencia no existe ninguna asociación de
endometriosis como sí que hay en otros lugares: Murcia, Zaragoza, Madrid... En estas
y otras ciudades del país se organizaron “EndoMarchas”, encuentros
reivindicativos, charlas y actos en la calle, solicitando que se investigue y
que se creen unidades de endometriosis en hospitales como un área sanitaria específica
más.
La verdad es incuestionable, apenas se
investiga sobre esta enfermedad, que causas son las que la provocan y poder hallar
eficaces tratamientos que al menos alivien. Quizás, solo quizás, el motivo de
ese abandono sea sencillamente que no afecta a los hombres; que tan solo es una
enfermedad de mujeres.
Acceder al resto de mis artículos de opinión en esdiario.com/comunidadvalenciana
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Seguro que tu solidaridad va a ser agradecida... :)
ResponderEliminarSalud
Lo importante es que problemas como este sean conocidos por la mayor parte de la gente que seaposible. Nada hay mejor que lograr que te entiendan y estas mujeres con su enfermedad lo necesitan.
EliminarUn abrazo y gracias Genín
Casualmente lei un articulo sobre esta enfermedad hace poco, enfermedad que desconocía como tal. Quedé impresionada por lo terrible que resulta soportar esos dolores. El primer paso para avanzar es conocerla, tu articulo ayuda mucho. Un abrazo
ResponderEliminarHola Neo.
EliminarYo también la desconocía hasta hace muy pocos meses. Pero conforme vas descubriendo detlles y escuchando testimonios uno se va dando cuenta de lo dura e ingrata que resulta.
Me parece ingrato e injusto que esté tan silenciada una enfermedad que sufren tantos millones de personas. ¡Quizás porque esas personas son mujeres!
Un abrazo
Gracias por poner voz a tanta gente.
ResponderEliminarAbrazote utópico, Irma.-
Gracias a tí por comentar, es otra manera de dar visibilidad.
EliminarUn beset, Inma.