Querido yo del futuro:
No sé si esta carta llegará a ese futuro del que formas
parte. No niego que me gustaría saber
cómo lo lleváis, como me habría gustado conocerlo
hace apenas cinco años, en medio del mayor caos vivido por la humanidad en
siglos, cuándo nos prometimos que toda aquella desgracia sería para bien, que
aprendíamos la lección y que saldríamos mejores. No era verdad. En realidad
nunca lo fue. Solo mentíamos para protegernos, como niños asustados en la
oscuridad.
Hoy sigo teniendo ese mismo desasosiego. ¿Cómo saldremos de esta? ¿Cómo os explicaréis mañana que el mundo de hoy se esté llenando de locos? locos con poder y locos con dinero, y que esos locos son quienes mandan en el planeta, dejando una realidad que solo los locos entienden pero que nos arrastra a todos. ¿Qué pensaréis de nosotros al ver que un acosador condenado y mentiroso sea el emperador del mundo porque le votaron millones, aun conscientes de quién era; qué a otro lo aclaman porque levanta amenazador una motosierra o que los mismos que ayer sufrieron un Holocausto hoy masacran a otro pueblo por el mismo viejo motivo de apropiarse de sus tierras y negocios?
¿Cómo podréis entender esta fascinación de hoy por un
fascismo que, no hace tanto, arrasó de guerras Europa? ¿Qué cuarenta años de
dictadura y represión se quieran vender como un simple intervalo naíf en el
tiempo, al que incluso se echa de menos; qué da igual que miles de personas sigan
olvidadas en fosas comunes, qué 7.291 vidas no tienen valor ni importancia o qué
227 valen menos que la comida en un restaurante?
Querido yo del mañana, hoy el mundo se ha vuelto del revés,
plagado de gurús manipuladores. Conspiranoicos de casi cualquier cosa y
generadores de bulos. Y a la cabeza, Naranjito y su legión de limones agrios; junto
a su ahora mejor amigo el Zar. Negacionistas del Covid, las vacunas, la
violencia de género y todo cuanto suene a igualdad y derechos humanos. Tipos
convencidos de que la Tierra es plana y que no existe un cambio climático que
ya causa tremendas catástrofes naturales que provocan hambre, guerras y
millones de migrantes, a los que también rechazan, con inundaciones, incendios,
y tragedias medioambientales de un planeta que ya parece incapaz de
soportarnos.
Querido yo del futuro, quizá la solución esté en ese meteorito que dicen viene hacia nosotros.¡No sé si al despertar, tú, todavía seguirás estando allí!