Historias de Ciencia Ficción - Cronicas de la Muerte Dulce I

Recuerdo hace ya muchos años cuando lei por primera vez la Saga de la Fundación de Isaac Asimov y el enorme impacto que causó en mí, sólo igualable  al que me produjo la lectura en su día y por primera vez de Cien Años de Soledad de Gabriel García Márquez. Yo ya había leido mucha literatura de Ciencia Ficción y por supuesto había visto muchísimas películas, pero aquella lectura mastodóntica y magistral, la saga se compone de cinco libros, fue como dar un clic en el interior de mi cabeza.

Sólo quien haya leido la saga al completo se dará cuenta del valor literario que tiene y de la calidad como escritor de ese genio que fue Asimov. El género de ciencia ficción, ha dado excelentes crónicas sociales y políticas de su tiempo. Siempre se ha sabido que la mayor parte de las cientos de películas que hablaban sobre invasiones extraterrestres en los años 50 eran poducto del miedo de la sociedad americana a las consecuencias de la guerra fría y a la posible guerra atómica entre los EEUU y la URSS.

  

 Y aquí entramos en la importancia de obras como 1984, de George Orwell, Un mundo Feliz de Aldous Huxley o Farenheit 451 de Ray Bradbury.  Novelas capitales todas ellas y escritas mucho antes del tiempo que reflejan sus tramas, por lo que entran de lleno en la consideración de literatura de ciencia ficción. Nunca como en ellas se han retratado con tanta claridad las consecuencias de los regímenes totalitarios y/o del sistema contra el individuo. Pero no me puedo olvidar de autores magistrales como Philip K. Dick, Arthur C. Clarke, Robert Bloch, Antony Burgess, H. G. Wells o el propio Julio Verne, etc. etc.

Y bueno, esta entrada tiene un porqué, me apetecía escribir algo sobre un género, el fantástico, que no siempre tiene demasiada buena prensa, pero también porque respondiendo a la invitación pública de nuestra amiga San, del blog "Y nacimos casualmente" , de una convocatoria de relatos sobre la profecía Maya del fin del mundo para diciembre de 2012, a mi se me ha ocurrido crear algo inspirado, de alguna manera, en las Cronicas Marcianas de Ray Bradbury. Auténtico libro de cabecera para todos los amantes de la ciencia ficción.

Y aquí lo dejo, sólo decir que, si no os parece mal, voy a colocar ahora una historia para abrir boca (se compone de tres capítulos independientes y la resolución o si se quiere de cuatro historias), el miércoles 11 colgaré las dos historias restantes y el viernes 13 (es que yo no soy juevero San y además es una buena fecha) subiré el final. ¡Ah, el relato completo se llama "Crónicas de la Muerte Dulce"

Para mi empieza la semana de la ciencia ficcion. ¡¡¡Bienvenidos al fin del mundo!!!

CRÓNICAS DE LA MUERTE DULCE I

16/11/2012 - Preludio de la noche eterna

Carla Rojas se sentó cómodamente en uno de los dos sillones de rejilla que tenían colocados en el césped de la terraza de su casa para, como solían hacer todas las noches en que el tiempo aun era agradable, hablar en susurros y contemplar la luna bajo los mágicos influjos de la noche estrellada.
Quería sentirse hermosa. Se había puesto su mejor vestido, aquel negro y entallado que llevaba el día que se conocieron en aquella fiesta y que tanto le gustaba a él. Se le escapó una mueca triste cuando cayó en la cuenta de que sólo habían transcurrido quince meses desde aquel día. Durante más de una hora se maquilló con esmero, se cepilló largamente su pelo largo y moreno y se adornó con abalorios y colgantes, aquellos que él mismo le había ido regalando durante todo ese tiempo. Deseaba sentirse bella y deseada.

Decían que no había dolor, que no se sentía nada, apenas una pequeña sensación como de un ligero infarto. Hacía ya varias horas que tenía ese extraño hormigueo en las manos y en los pies. Esa era la simple percepción que precedía a la muerte dulce. Era el preludio para la larga noche.
El sillón de al lado estaba vacío, su marido no lo ocupaba desde hacía cuarenta y cuatro días, él había sido uno de los primeros.
Carla se recostó y esperó. No deseaba otra cosa. Unos pocos minutos más tarde sintió una pequeña punzada en el pecho. La taza de café le resbaló de entre las manos y unas pocas gotas derramadas se confundieron con la noche, absorbidas entre los hilos de su precioso vestido negro.

                                                             El próximo miércoles continua...