Crónicas
de la Muerte Dulce
Esta es la aportación de mi amigo Julian Mingo que también tiene un blog llamado El Retorno del Dibujante, y uno de los responsables de las ilustraciones que están adornando el libro de relatos que estoy terminando de preparar. Gran artista que ya presentaré en su momento y mejor amigo. Julian nos trae un relato irónico y desternillante. No adelanto nada, es breve pero impagable.
13/11/2012 - ¡¡¡Que ironía!!!
Que ironía, después de tres meses, nos enteramos que el maldito virus,VMH-07 se propagó en un laboratorio de “alto secreto” tiene cojones el tema, ni más ni menos que un 14 de agosto un día después de mi cincuenta y dos cumpleaños. Maldita sea la hora y la estampa de estos científicos, seguro que aprendices del doctor Bacterio, cuando empezaron a remover y a tocar los tubitos de ensayo, y a algún becario se le debió ir la mano en la proporción...
Continúa aquí, en el blog Crónicas de la Muerte Dulce
Hola José, me he perdido muchos post tuyos, lo lamento.
ResponderEliminarAcepta una vez más mi cálida ternura y amistad, no llego a más
Sor.Cecilia
Hola amigo paso y te dejo un saludo inmenso..
ResponderEliminary un gracias por pasar por mi casa.
Besos
Buena entrega, y buen gesto promocionar a los amigos.
ResponderEliminarMe alegra que sigas con tu libro de relatos.
Besos, amigo
Amigo mío como siempre todo un placer pasear por tu blog.
ResponderEliminarUn abrazo
el proyecto va creciendo !!
ResponderEliminarme alegro mucho que vaya tomando forma .
Unbesazo
Me gusta la historia que estás creando en la blogosfera, a ver si me animo, lo de la ciencia ficción no es lo mío, y seguro que me cargo la historia... un saludo.
ResponderEliminarBastante interesante.
ResponderEliminarMe encanta, los becarios son importantìsimos, siempre estàn enmedio...jajaja...un abrazo fuerte.
ResponderEliminarsara m.
Muy bueno el micro.
ResponderEliminarPor lo que veo, las "Crónicas de la muerte dulce" están siendo una cantera de inspiración. Que no decaiga.
Un abrazo, José Vicente.
Jajja, muy irónico y divertido este relato.
ResponderEliminarCreo que es bueno que nos vayamos riendo de nuestra propia muerte.
Un abrazo