“En uno de los vaivenes por mantenernos estables, mi pierna derecha,
la misma que llevaba dándome guerra toda la vida, justo en aquel momento
se desconectó. Era algo que en ocasiones ocurría y para lo que nunca
estaba preparado, simplemente sucedía que mi cerebro desconectaba y la
pierna desaparecía. Aquellas eran las situaciones algo absurdas en las
que inevitablemente siempre daba con mis huesos en el suelo. Solían ser
esas caídas tontas que nunca sabía aclarar, sencillamente porque no había explicación…”
Es este un pequeño extracto de mi novela “Sueños de escayola” en el que
relato un hecho que, siendo literatura, parte de una realidad.