viernes, 5 de noviembre de 2010

VI EDICION CONCURSO DE PARADELA - EL PASEO DE MANUELA

Manuela salió de casa escopetada, iba con el tiempo justo y ya llegaba tarde, un inoportuno incidente con la ducha la había retrasado más de la cuenta.
Hoy era un día importante para ella, había conseguido una suculenta beca de investigación en el CSIC en la Universidad de Santiago, para un interesante proyecto de biología marina, beca ganada gracias a sus extraordinarias notas, conseguidas a base de muchos codos, de perderse muchas fiestas y de pasar muchos domingos encerrada en casa devorando libros, su padre siempre le había insistido en que era lo mejor para ella, no iba a tener muchas oportunidades, así es que las pocas que tuviera vendrían por el camino de los estudios y de conseguir una buena carrera,  ella siempre había tomado buena nota.
Hoy era el día, hoy empezaba, así es que entre probetas, centrifugadoras y pipetas esperaba conseguir su sueño y sentirse realizada en su nueva labor de investigadora, algo con lo que siempre había soñado. 

Manuela vivía sola en una casa de la parte antigua de Santiago que había heredado de sus padres, ambos habían fallecido en un corto intervalo de tiempo hacía ya dos años, desde entonces vivía sola, había tenido muchos problemas, incluso algún disgusto con alguna de sus tías, que no la consideraban capaz de ello, pero ella siempre se había mantenido en sus trece e insistía en vivir sola, se consideraba perfectamente preparada.

Cuando salio por la puerta, se llevó el primer disgusto, alguien había aparcado en la rampa de bajada que tenía instalada en la puerta de su casa, y la silla de ruedas en la que se desplazaba, no podía bajar para acceder al coche que estaba en la plaza de aparcamiento para discapacitados que tenía asignada, y que por un error burocrático le habían colocado justo en la acera de enfrente, apenas a cinco metros; recordó con cierta rabia las veces que había comunicado el error y solicitado el cambio al ayuntamiento, pero de momento no se había solucionado.
Pensó en llamar a la policía local, como la otra vez que le ocurrió, pero rápidamente desechó la idea pensando en los tres cuartos de hora que tardaron en aquella ocasión para que la grúa se lo llevara y pudiera pasar, así es que, visto lo tarde que se le había hecho, decidió ir hasta el final de la acera, bajar por la rampa del semáforo y luego dar la vuelta, era un fastidio, pero no había otra opción.
Bajó por la acera, no sin dificultad, ésta era larga y muy estrecha, y los coches que habían aparcados hacía que tuviera que ir despacio, ya que la silla pasaba justa, incluso de vez en cuando se rozaba la mano con la pared, y a los pocos metros ya le dolían los nudillos de los golpecitos y las rozaduras que cada poco se iba haciendo.

Cuando llegó al semáforo comprobó horrorizada, que en la rampa del paso de cebra, había otro coche aparcado y tampoco le permitía pasar con la silla, lo intentó, ya que había una pequeña distancia entre los coches, pero no lo consiguió, una señora que cruzaba el semáforo vio por las dificultades que estaba pasando Manuela y se ofreció a ayudarla, intentó mover el coche, empujándolo, pero no pudo moverlo ni un centímetro, poco a poco empezó a llegar cada vez mas gente, algunos se paraban, otros con mas prisa dadas la horas que eran, seguían su camino, entre varios intentaron mover el coche, pero había poca distancia para maniobrarlo, así es que tuvieron que desistir.

Manuela empezaba a estar desesperada, le aconsejaron que fuera al otro semáforo, que estaba en la otra esquina a unos doscientos metros, o que buscara algún hueco entre los coches, por si alguno era lo suficientemente ancho para que pasaran ella y la silla, aunque esta opción no era muy aconsejable sin ayuda, dada la altura del bordillo, de todas formas así lo hizo, pero no vio ningún hueco por donde pasar, cuando tenía recorridos algo mas de la mitad de la calle, observó, con espanto, que un contenedor de basura ocupaba la mayor parte de la acera, por lo que ésta se estrechaba y aunque lo intentó, fue imposible y Manuela y su silla no pudieron pasar.
Ya habían pasado diez minutos desde que Manuela había salido de su casa, aun no había podido bajar de la acera y la pobre Manuela empezaba a tener unas inmensas ganas de llorar, inevitablemente ya iba a llegar tarde en su primer día .

Ahora si que ya no podía pararse a pensar en soluciones, solo pensaba en rodar lo mas rápido posible y buscar otro semáforo con su paso de cebra y su rampa para pasar al otro lado y coger el coche.
Empujando su silla con las manos corría, mejor dicho, volaba por la acera a toda velocidad, la gente que pasaba, y que inevitablemente se tenía que apartar, dada la estrechez de la acera, la miraba con una mezcla entre sorprendida, irritada y lastimera, mas de un insulto llegó a escuchar al pisar ligeramente a más de uno con la rueda de la silla, pero ella no se paraba, por nada ni por nadie, su único objetivo era cruzar la calle, y cuanto antes; cuando dobló la esquina volvió a pasar por su calle, la estrechez de la acera, volvió a dañarle las manos, pero ahora, y a pesar de que ya tenía varias rozaduras, no aminoraba la velocidad, iba tan rápido como sus acostumbradas manos le permitían haciendo rodar las grandes ruedas.
Si que le dio por pensar, sin poder evitar un desconsuelo, en lo que pensarían sus tías si la vieran así, incapaz de cruzar siquiera la calle, pero ella no iba a darles esa satisfacción, aunque supiera que nunca se iban a enterar del suceso, era una cuestión de orgullo y de amor propio.

Cuando llegó, sudorosa, definitivamente el mundo se le vino encima, unas obras cortaban gran parte de la calle, buscó el acceso marcado para el paso de los peatones, pero estaba taponado por un coche, dejando apenas hueco para que pasara una persona, ¡malditos coches! – pensó, por mas que lo intentó, no podía pasar, volvieron a intentar ayudarla algunas personas que por allí pasaban, pero de nuevo fue imposible, buscó algún policía a quién denunciar todo lo que le estaba pasando, pero no había ninguno, brillaban por su ausencia.
¡Nunca están cuando se les necesita! – pensó irritada.

Manuela, ahora si, no pudo evitar el ponerse a llorar, pero eran unas lágrimas de rabia e impotencia, se sentía humillada, esta situación de impotencia le recordaba de alguna manera lo que habitualmente sucedía cuando era pequeña y se iba a jugar con las otras niñas de su calle, normalmente no querían jugar con ella porque como no podía correr ni saltar, siempre iba a perder, así es que nadie la quería en su equipo. Manuela siempre hizo ver que no le importaba, aunque muchas veces si que le afectaba, pero nunca hacía un mal gesto, así es que entraba en su casa y desde allí las veía reír y correr, pero solo un rato, enseguida cogía alguno de sus libros, y disfrutaba con las aventuras de Hucklelberry Finn o de Los Cinco, ella también disfrutaba a su manera.

Ya habían pasado veinticinco minutos desde que salió de casa, empezó a volver hacia su casa, despacio y resignada, pensando en llamar a la grúa para que retiraran el coche, pero poco a poco empezó a envalentonarse, una loca idea empezaba a rondarle por la cabeza, desde luego ella no se iba a quedar allí, en su casa, esperando, como cuando era niña, ella iba a cruzar la calle, como fuera, con silla o sin silla…, cuando llegó a la altura de su casa, vio que el coche aun seguía allí aparcado.
Con dificultad y apoyándose en el maldito coche, Manuela se bajó de la silla y se tiró al suelo, no le molestó, lo mas mínimo, ensuciarse, ese era un problema menor.
Empezó a deslizarse entre los dos coches, miró a la izquierda y vio que no venía ninguno circulando, así es que empezó a atravesar la calle, arrastrándose, despacio, con mucha dificultad, las piernas le pesaban, pero no iba a pararse.
Cuando iba por la mitad un coche llegó de repente y tuvo que dar un fuerte frenazo, el conductor se bajó y blanco como estaba, se preocupó primero, seguidamente la increpó y finalmente se prestó a cogerla en brazos y pasarla, Manuela se negó, era una cuestión de dignidad, estaba dispuesta a alcanzar su coche por sus propios medios, además estaba apenas a 2 metros de él.
El conductor, no pudo por menos que asombrado y con los ojos como platos, ver como aquella mujer iba arrastrándose por la carretera, mientras él atónito solo podía observar, Manuela no pudo por menos que, y a pesar de todo sonreír, pensando en si el pobre hombre se atrevería a contarlo en su trabajo o en su casa a su mujer, se ponía en su lugar y comprendía que la situación era bastante kafkiana.

Finalmente llegó, por fin, con las manos y la ropa sucia, cansada y sudorosa, pero llegó al coche, abrió la puerta, y como pudo, y no sin dificultad, se levantó a pulso y se metió dentro, el conductor aun la miraba asombrado y sin saber que decir, Manuela, bajó la ventanilla y le dijo que podría ayudarla acercándole la silla, plegándola y colocándola en la parte de atrás del coche, así lo hizo el asombrado conductor, mientras Manuela le explicaba someramente la odisea por la que había pasado, mas que nada para tranquilizarlo.
Después, cogió el móvil e hizo una llamada a la policía también se prometió que en cuanto pudiera, iría al ayuntamiento a poner una denuncia por ese maldito contenedor mal colocado.

Manuela al fin llegó, cuarenta y cinco minutos tarde pero llegó, aguantó con resignación el chaparrón que le dejó caer su nueva jefa apelando a su irresponsabilidad, ella no quiso dar mas explicaciones, no las entenderían y así es que tras prometerle que nunca mas volvería a ocurrir y sentada en su silla de ruedas, se colocó la bata blanca y se dispuso a empezar su nuevo trabajo entre pipetas y centrifugadoras,

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31 comentarios:

  1. Sin duda una história de superación, y es una pena que haya tantos obstaculos para las personas discapacitadas. Se me puesto la el vello como escarpias, y el corazón triste.

    UN ABRAZO

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  2. He estado en vilo durante toda la lectura. Eso es valentía, valor e instinto de superación, amén de instinto de supervivencia. Ah y dignidad al final. Me ha gustado mucho. Un fuerte abrazo.

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  4. Es un gran relato José Vte. Me ha enseñado, o mejor dicho, me ha hecho vivir las dificultades que puede encontrar una persona con alguna discapacidad para simplemente cruzar una calle.
    Me ha gustado tanto que, con tu permiso, voy a quedarme por aquí un ratito a seguir leyendo algo más.
    Un saludo.
    Ibso.

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  5. Tenía ganas de terminar de leer tu entrada porque ya me estaba poniendo nervioso esta historia ideal para un guión de un corto, muy buena esta participación en el concurso de Paradela, un saludo y suerte, nos vemos en la final.

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  6. José Vte, amigo...¡cuanto me alegro de compartir contigo el concurso¡
    claro que si, es un juego que activa la mente, la imaginación,en el que conoces a mas blogs, a mi me ilusiona y ya sabes en mi circunstancia es una terapia...
    tu texto es emotivo refleja la realidad de las dificultades por las que pasan los discapacitados y que muchas veces no nos damos cuenta y están en cualquier esquina...
    Suerte amigo y disfruta del momento...

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  7. Vaya paseo, angustioso de principio a fin.
    Voluntades y coraje como el de tu protagonista hacen mucha falta hoy.

    Suerte

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  8. vaya odisea para algo en teoría tan cotidiano y sencillo ,pero que se complica por la poca empatía de algunos "ciudadanos".
    Me ha encantado como has logrado hacerme sentir la angustia y a la vez la resolución de la protagonista.
    me alegra muchisimo que te hayas decidido a formar parte de la "familia" de los concurso de Paradela.
    Un besazo y suerte

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  9. ¡Qué alegría ver que te has animado a participar!.
    Si es difícil la situación laboral de las mujeres todavía más para las discapacitadas porque toda poca cosa que a nosotros nos parece, se puede convertir en un mundo. La situación en tu relato se hacía cada vez más drámatica, todo eran obstáculos. Y el final... mira que después de todo se traga todos los marrones y afirma que no volverá a ocurrir, como si tuviera que demostrar a cada instante que es capaz, ufff, que realidad más cruda.
    Me he sentido agobiada, lo reconozco.
    Un abrazo, compañero concursante.

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  10. Has tardado en llegar al concurso, pero, desde luego, lo haces con contundencia.
    Buen trabajo

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  11. he hecho un comentario y ha desaparecido.
    Decía , más o menos que has tardado en llegar al concurso, pero lo has hecho de manera contundente.

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  12. Lo has bordao, hay que ponerse en la piel de Manuela para sentir todas las vicisitudes que conlleva el dia a dia de un discapacitado en silla de ruedas, te deseo suerte en el concurso

    un abrazo

    julian

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  13. Manuela, por desgracia hay tantas y tantos y que poco les tenemos en cuenta los que no tenemos que desplazarnos en una silla de ruedas.
    Suerte en el concurso.
    Bicos

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  14. Madre mía!
    En primero, saludos y encantada de ser tu contrincante, yo también soy nueva en este viaje.
    Es un relato muy solidario. Nadie piensa en que te puede pasar a ti. Nos parece tan normal bajar a la calle, coger el coche y empezar el nuevo día, que no nos paramos a pensar... y si un día no puedo? Por eso hay que agradecer lo que tenemos siempre.
    Me ha gustado leerte, y además se me ha hecho ameno este corto.

    Saludos desde el jardín.

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  15. Bueno, mentiría si dijera que no estoy abrumado y bastante emocionado, por todos los comentarios:

    Ana, si que es una historia de superación, tú que ya me sigues desde hace algún tiempo, sabes que me emocionan mucho las personas que a pesar de posibles discapacidades u otros problemas, se empeñan en superar todos los obstáculos.

    Emejota, muchas gracias por tu comentario, la dignidad y el afán de superación son lo que nunca se debe de perder, es lo que creo que Manuela siempre ha tenido muy claro.

    Ibso, me alegro que te haya gustado, si cada vez que veamos un coche aparcado en una rampa de acceso, nos acordamos de Manuela y de tantos como ella, este concurso ya lo habré ganado yo.
    Puedes quedarte todo el rato que quieras, y espero que sea mucho. Ahora enseguida me paso a leerte a ti.

    Mamé, supongo que es una historia algo desasosegante, pero desgraciadamente es mas cotidiana de lo que sería deseable.
    No se me había ocurrido lo del guión para el corto, pero ahora que lo he vuelto a leer por tu comentario, creo que tienes razón, lo guardaré en el cajón de las posibilidades.
    Suerte a ti también en el concurso.

    Muchas gracias a todos y un abrazo

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  16. Anna, ya te lo he dicho en un comentario en tu blog, gran parte de la culpa de este paso que he dado de participar la tienes tú, desde que decidiste comentar una entrada mía sobre Aznar, (al final voy a tener que estarle agradecido por algo, que cosas) entrar en tu sitio ha hecho que conociera a otros blogueros con interesantes actitudes que me han ido marcando un camino que me gusta. Y esto de participar en un concurso literario, que nunca lo había hecho, me parece de lo mas emocionante.

    Gracias por tu comentario para el relato, me alegra mucho que te guste, de verdad.

    Un beso

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  17. Jose Vte...amigo vengo a tu blo9g a dejarte el comentario contestación al tuyo jajajajaja...¡cuanto trajin¡
    me encanta tener la culpa de esas cosas....
    mientras estás en el concurso es como un sin vivir, al menos para mi, del blog de este al de aquella, o al de Paradela, a contestar aqui o allá ufff¡¡¡ que trasiego jajajaja...
    para mi eso es lo importante...y te das cuenta de que estás conectado a un montón de gente...
    Como ahora tengo tiempo y esto lo puedo hacer.... cuando empiece a trabajar nooooooooooo.
    Me alegro que te hayas presentado.

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  18. Raticulina, hay personas que por sus circunstancias necesitan de una dosis extra de coraje.
    Suerte a ti también en el concurso.

    Anusky, tu lo has dicho, en la actualidad hay poca empatía en la gente, nos ponemos poco en el lugar de los demás para saber si sufren o no por determinadas actitudes.
    Yo también me alegro de haber dado este paso, he seguido tu recomendación del mes pasado cuando me invitaste a hacerlo, y estoy encantado.
    Muchísima suerte a ti tambien.
    Un beso

    Encarni, ya ves, al final me he animado, quería hacerlo, pero me ha costado porque no me atrevía, es que el nivel es muy alto, hay personas como tú que escriben muy bien, con mucha calidad, (y prometo que no es peloteo), y es muy, muy complicado, pero bueno, como lo importante, y nunca mejor dicho, es participar, pues adelante…, a la piscina de cabeza.
    Ya se que el relato es algo, digamos duro, pero he querido suavizarlo al final, también Manuela, y a pesar del puro que le echan, se merece un final esperanzador, y ella lo ha conseguido, tiene el trabajo que quería, ha conseguido estabilidad y sobre todo libertad y dignidad, seguro que a partir de ahora será mas feliz.


    María Jesús, como ya te dije, seguía el concurso desde la barrera y ahora me he decidido echarme al ruedo, gracias por dejarme participar, espero continuar en posteriores ediciones.
    Un abrazo

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  19. Julián, muchas gracias nano, me alegro que te haya gustado, ya ves, como tu hiciste en aquel concurso de tu pueblo que ganaste, yo también me presento a uno, nunca lo había hecho, ya veremos como va todo, de momento estoy encantado con el reto, yo ya he ganado.

    Un abrazo

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  20. Dilaida, así es, desgraciadamente hay muchas manuelas en nuestra sociedad, están a nuestro lado, pero es verdad que hacen/hacemos poco ruido, las ciudades poco a poco se van haciendo mas habitables y humanas, pero aun falta mucho.
    Suerte para ti también en el concurso.
    Besets

    Felicitat, ya me he pasado por tu sitio, y realmente el nivel está siendo muy alto, pero por eso mismo vale la pena participar, por poder conocer gente con tanto talento.
    Gracias por tratar el relato como solidario, me gusta esa descripción, ponernos en la piel de personas como Manuela y actuar en consecuencia, creo que nos hace mejores personas.
    Muchas gracias y muchísima suerte
    Un abrazo

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  21. Pobrecita, qué impotencia!

    Pero me gustó que su jefa no la haya tratado diferente.
    Eso me gustó.

    Saluti!

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  22. Mira, Nina, no había caido yo en eso, pero llevas razón, jejeje, le echó un buen puro dejando de lado su discapacidad, no hay lástima que valga.
    Me encanta.

    Un abrazo

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  23. Estupenda historia. ¿Y dices que ocurre en Santiago? Yo hubiera dicho que era Valencia... Saludos cordiales.

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  24. Una buena historia de superación, la gran capacidad de superación que tenemos las mujeres. Me encantó esta Manuela, pero yo antes de bajarme de la silla de ruedas para cruzar la calle arrastras, le "marco" el coche al que lo ha dejado en la rampa de salida, yo soy más malota que Manuela...

    Encantada de volver por tu casa, espero que sigamos el diálogo.

    Un beso

    noche

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  25. Isabel, La historia perfectamente podría haber estado ambientada en Valencia, hay zonas como el Carmen o El Pilar que son auténticas ratoneras, pero la he ambientado en Santiago por deferencia a la anfitriona del concurso.

    Un gran saludo Romana de Valentia

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  26. Noche, efectivamente las mujeres tenéis una gran capacidad de superación, muy envidiable.
    No te lo vas a creer, pero lo de "marcarle" el coche, me pasó por la cabeza, de hecho algo llegó a haber, pero al final desistí, es que Manuela en el fondo es muy buena chica, un poco cabezota pero buena chica.

    Ahora el diálogo será mas fluido, ya te he colocado entre los blogs que sigo, cosa que no hice la vez anterior y por eso se me fue el santo al cielo.

    Un abrazo

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  27. José Vicente ya sabes que tienes que votar en el concurso (votan todos los participantes). Deberás de hacerlo hoy, antes de las siete de la tarde , a mi correo electrónico (paradeladecoles@gmail.com), dando tres puntos al relato que más te haya gustado, dos al segundo y uno al primero. Solamente faltais tres personas por votar y está muy interesante.

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  28. Ahora mismo los estaba enviando, muchas gracias por recordalo.
    Un abrazo

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  29. Jose Vte...como veo que ya has visto el video y te has quedado de piedra, piensa que lo he hecho a todos los de sexo masculino con todo el respeto del mundo. No quisiera que nadie se molestara pues es una "CHIQUILLADA"...
    Si quieres que retire la foto la retiro, que no quiero provocar lo contrario de lo que es mi intención.
    Me lo dices con franqueza...¿de acuerdo?...yo te veo muy bien.Gracias amigo.Y hasta la próxima edición....ahora a descansar del trajin.

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  30. Anna, para nada me ha molestado, de verdad, me ha hecho mucha gracia, es verdad que me ha sorprendido, pero molestarme, para nada, de hecho esta tarde hemos estado en una celebración, en casa de un familiar y como estaba intrigado he ido al ordenador a ver el resultado, y luego he buscado tu entrada para ver el video, lo hemos visto mis hijas, mi mjer y yo, y nos hemos reido un montón.

    A lo mejor mi contestación en tu entrada ha dado una sensación equivacada, pero por mi no lo retires, es mas me lo voy a guardar.

    Un beso, artista

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  31. Gracias Jose Vte...no, no, vengo por cortesia como a todos los "hombres" del video...por si acaso.Gracias.

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