Los tiempos de las libertades y sus canciones

Pero entre tanta discoteca y tanto guateque la vida continuaba, eran momentos de muchos cambios, aunque nunca nos  hubiéramos podido imaginar lo que se nos venía encima, los cambios tan profundos que la sociedad española iba a sufrir.

En el pueblo donde vivíamos, Mislata, un buen puñado de chavales decidimos que era necesario abrir un club juvenil para que los jóvenes pudiéramos tener un lugar donde reunirnos. Obviamente el dinero para abrirlo era escaso, por no decir, inexistente, así es que decidimos solicitarlo al por entonces franquista ayuntamiento del pueblo. Costó lo suyo conseguirlo y hubo que echar mano del, prohibido aunque tolerado y muy vigilado, uso de la manifestación por las calles del pueblo que desembocó en la Plaza Mayor de Mislata para revindicarlo. Realmente fue emocionante, era la primera manifestación a la que asistíamos, ni siquiera habían empezado aun las numerosas y multitudinarias manifestaciones que jalonaron España en los años posteriores.

Pero finalmente nos salimos con la nuestra  y conseguimos el ansiado club juvenil.

La inauguración fue por todo lo alto, con cervezas y bocadillos en un descampado. Entonces había muchos, hoy no hay ni un metro cuadrado sin construir en todo el pueblo, y entre otros actuó un incipiente grupo mezcla entre folk, cançó, y rock sinfónico, llamado Cuixa. A mi me marcó mucho, de hecho, en cuanto pude compré su discó en vinilo, “Montgó” se llamó. Este álbum contiene una versión de “La Moixeranga” emblema valenciano y casi un himno, muy sinfónica y realmente excepcional. Uno de sus componentes, Xavier Morant, formó parte de grupos emblemáticos de la movida valenciana como “Armas Blancas”  “Ceremonia” o los geniales “La Morgue”.

Aquí pongo el único video que he podido encontrar de Cuixa.

Cuixa- Prometença (Montgó...o els cavallers de la cuixa rodona)

Cuixa - Moixeranga

Entretanto el país entero estaba en un mar de convulsiones. Empezaron a sucederse las gigantescas manifestaciones reivindicativas, mayoritariamente por las libertades y en defensa de los estatutos de autonomía, con cerca de 1.000.000 de manifestantes en Barcelona y mas de 600.000 en Valencia. ETA mataba mas que nunca, y los grupos de extrema derecha sembraban el terror por todas partes, que culminó con el asesinato de los abogados laboralistas de Atocha. La incipiente democracia española y la Constitución recién estrenada, pendían de un hilo.

Mientras tanto los cantautores seguían en su momento mas álgido. Aunque muchos de ellos empezaban a añadir a sus repertorios canciones mas dedicadas al amor o a temas sociales, en lugar de los temas reivindicativos y contra la dictadura de Franco de finales de los 60.

Así pasó con Joan Manuel Serrat, Víctor Manuel, Paco Ibáñez, etc. Incluso el propio Raimon, después de agitar nuestros corazones y nuestras gargantas “Al Vent”, adaptaba a los poetas Auxiàs March y Salvador Espriu, entre otros.

Impresionante “He mirat aquesta terra” , de poner los pelos de punta:

  

Y el lado mas humano y desgarrador lo mostraba Joan Bautista Humet que cantaba y exponía bien a las claras el terror que dejaba a su paso una lacra social que empezaba a extenderse demasiado, la droga.

Clara es sobrecogedora y real

Definitivamente los cantautores se fueron “suavizando”, conforme también se calmaba la sociedad española. Ya no era necesario el constante y desgarrador grito de lucha contra el dictador, y todos, poco a poco, empezamos a ganar con el cambio. Ya nos podíamos dedicar a levantar este país, que mira que le hacía falta, porque las crisis, sobre todo las económicas y de empleo, empezaron a sucederse una tras otra. Todos necesitábamos esa calma y sobre todo mirar el futuro con esperanza y deseos de que “el cambio” fuera real. Todos confiábamos en que la libertad que se empezaba a respirar propiciaría ese cambio.

Y así empezamos a ir dejando de lado las reivindicaciones para dedicarnos a la búsqueda del vivir diario. Llegaba el momento de ir a esperar a tu chica o a tu chico a la puerta del trabajo o del instituto. El grito de libertad dejaba paso al amor, y el futuro reivindicado se convertía en nuestro propio futuro como personas.
Ahora solo éramos tu y yo

Quedábamos a las cuatro y diez