Los argumentos de Rajoy

Hago lo que hay que hacer

o

Hay que hacer las cosas como Dios manda

 

Las respuestas de la entrevista más esperada

Me he encontrado con una realidad imprevista.

¿Perdooon?

No permitiré que me digan donde tengo que recortar. 
(Fiiiiiiiirmes)

 

La reforma laboral ha funcionado muy bien, estoy muy contento. 
(Es lo que tienen las reformas ideológicas, que le alegran a uno el día)

No tengo intención de bajar las pensiones. 
(Traducido a lenguaje Rajoy-Castellano, Castellano-Rajoy, significa que bajarán, seguro)

No estamos para líos.

(Que le pregunte al ministro Wert, a Gallardón o a Esperanza Aguirre, a Camps ya le preguntó en su día).

No estamos para algarabías.

Es interesante recordar que Mariano Rajoy era ministro del Interior en tiempos de Aznar, cuando, ufano, dijo aquello de los "hilillos de plastilina" en referencia a la tragedia del Prestige

El rescate es un asunto que no se puede tomar a la ligera. Mi obligación es pensarme bien las cosas. (Es decir que los problemas se solucionen solos, como siempre, o cuando pasen las elecciones gallegas. Como siempre pensando en el interés general) 

 En realidad la respuesta que pasaba por su cabeza a la pregunta anterior era esta:

De todas maneras  los recortes se van a hacer igual. Cuestion de ideales sabe usted, que nos estamos dejando un país niquelao y a medida.

La pregunta bomba (real)

¿Usted se manifestaría contra un Gobierno que subiera los impuestos como usted? “Si lo hiciera por prejuicios ideológicos, sí, si es por lo que lo he hecho yo, con esta situación, no.

Efectivamente, definitivamente se ha encontrado a si mismo en un limbo totalmente previsto. O, si te dije no me acuerdo.

Otra pregunta bomba (ficticia)

¿Haría usted, sr. Rajoy, con su ya legendaria valentía y donaire un programa del tipo “Tengo una pregunta para usted” donde se enfrentaría directamente a las preguntas de los ciudadanos como ya hizo Zapatero en la anterior televisión pública?

(Mandeeeeee)

No me puedo resistir a añadir esto, no es mio, corresponde a un comentario en el diario digital de El País de un tal José Luis Sánchez Santos, pero me ha parecido un resumen muy certero.

“Me pregunto que hace falta para que la profesión periodística deje de sorprenderse con las inconcreciones y naderías de Rajoy. Me pregunto cuanto más hará falta para que los medios de comunicación asuman (y lo digan) que tales inconcreciones y naderías responden en realidad al contenido banal de un cerebro diseñado exclusivamente para memorizar e incapaz de crear conceptos complejos.
Y entonces caigo en la cuenta de que Rajoy es el resultado del calentón de unos, la falta de escrúpulos de otros, la idiotez de muchos, la ingenuidad de bastantes y la desidia de no menos. Un subproducto, un efecto secundario, ... como una mala digestión o una resaca. Cierto que desde Felipe González no ha habido mucho donde elegir pero que este pánfilo haya llegado a presidente confirma que el inmobiliario no fue ni de lejos el peor colapso. La cuestión es si estamos aprendiendo algo o si, como afirma esperar el propio Mariano, volveremos a votar al representante (no creo que inventor) del primer programa electoral desechable de nuestra historia reciente. Con los antecedentes de Valencia o Madrid, ... cualquiera sabe”.

Y mientras un 23% de los jóvenes españoles ni estudian ni trabajan. 

Podría haber colocado cualquiera de la infinidad de videos que circulan recogiendo el engaño de un partido y de un programa electoral que en apenas seis meses es papel mojado, pero este es bien completito.

 Y para terminar yo lanzo una pregunta:

¿Es legítimo o mínimamente ético un gobierno al que votaron masivamente por un programa electoral que era y es consciente y totalmente falso?