Mentalidad ganadora

Bueno, pues ya se pasó el susto, yo he de reconocer que estaba preocupado, a los jugadores españoles en los dos primeros partidos se les vió cansados y faltos de ritmo, lo de Suiza fue un accidente, pero contra Honduras no fue mucho mejor, aunque se ganó, y Chile era un buen equipo duro y fuerte, como así lo demostró...

Yo temblaba solo de pensar que este grupo, magnífico, que es España, se quedaran en el camino, por la propia presión que da la obligación de ganar, como le ha pasado a Italia y a Francia y con los ojos de todo el planeta futbolero ( y no futbolero)  pendiente de ellos, muchos deseando verles perder, para poder decir que no era para tanto, que lo de la eurocopa fue un accidente y que la selección española es un equipo sin moral ganadora y sin la capacidad necesaria para ganar en las grandes citas.

Pero España, los españoles, ya no somos esos melindrosos nacidos para sufrir, que éramos, poco a poco y desde hace ya unos años, desde las Olimpiadas del 92 diría yo, nos hemos acostumbrado a ganar, y así se está demostrando en casi todas las disciplinas deportivas.

Había tiempos en que cuando Bahamontes ganaba el Tour en el año 1959, era una gesta absolutamente histórica ( que lo era, y de verdad) y era vendido por las autoridades del regimen anterior como un hito de la "raza española" , o que España ganara el europeo de fútbol en el año 1964, y encima a la Rusia roja y comunista, pero ya no ocurría nada mas durante años, y menos mal que Angel Nieto, gran campeón, mantenía año tras año su poderío en las bajas cilindradas del motociclismo mundial desde el año 1969 hasta 1984, manteniendo la moral de pais de conquistadores y de grandes hombres que machaconamente nos hacían ver que éramos, desde que íbamos a parvulitos, y que se repetía constantemente para que no quedara ninguna duda, cuantas veces no nos habrán enseñado el famoso gol de Zarra a Inglaterra, y solo era para llegar a semifinales del mundial de Brasil de 1950, como el ejemplo máximo de la furia española.

Pero la realidad es que eran islas en un mar vacio y lleno de mediocridad  

Ahora la realidad a cambiado y para bien, nos hemos acostumbrado a ganar, sabemos que podemos ganar, ya no tenemos esa mentalidad derrotista que nos llevaba, inevitablemente, a perder una vez tras otra, y esa mentalidad no se ha conseguido porque en realidad seamos una "raza especial" y mas grande que otros pueblos, si no que se debe a que se invierte bastante mas en capacitación de los jóvenes, con instalaciones y becas para que puedan desarrollar sus capacidades, entre otras cosas, nada es al azar.

Los grandes campeones que están saliendo en los últimos años así lo demuestran, y en casi todas las disciplinas deportivas, aunque también lo podríamos ampliar a otros campos, como pueden ser la cultura (escritores, actores y directores) o la ciencia (científicos, informáticos), etc.

Yo ahora estoy tranquilo y confiado, a pesar de mi cobarde duda inicial, ahora se que este grupo tiene mentalidad para ir a ganar el mundial, luego se podrá ganar o no, que en fútbol, como en la vida, nunca se sabe como y donde puedes tener la desgracia de tropezar y caer, pero seguro que lo intentarán.
Depende de ellos mismos, capacidad y calidad la tienen de sobra, como llevan tiempo demostrando.

Nosotros los españolitos de a pie, podemos ponernos todo lo eufóricos que queramos, pero son ellos, los jugadores, los que tienen que tener los pies en el suelo y no menospreciar a nadie, no hay que olvidarse de Suiza, experiencia tenemos en que cada vez que no hemos visto ganadores sin siquiera jugar, lo hemos lamentado, y aquí en este país sabemos bastante de tener cruces con rivales "fáciles", y luego quejarnos del árbitro o de la mala suerte mientras estamos haciendo las maletas. 

Detras de estos futbolistas hay un país que quiere dejar de lado, solo un ratito, todos los sinsabores y desgracias por las que está pasando y llevarse una alegría, una gran alegría.
Las deportivas son las únicas que de momento nos podemos permitir, no renunciemos a ellas, por que luego nos espera la realidad