Enorme es la crisis de refugiados e inmigrantes recorriendo Europa en busca
de un futuro o escapando de las guerras que arrasa sus países. Por millones se
cuentan las personas: hombres, mujeres y niños asentados en estaciones o campos de
refugiados, maltratados y denigrados, con la piel desollada por las concertinas
y con las piernas rotas por kilómetros
de carretera.
Hombres aferrados a una esperanza, peleando, gritando, rogando con la desesperación
en los ojos; mujeres cargadas de bultos caminando con la ilusión rota, abrazadas
a algún hijo en la vía muerta de un tren; niños subidos en volandas a un vagón
que no va a ningún lado, que no desean estar allí y que piden parar una guerra
cruel y absurda (todas lo son) que les permita regresar a casa, o que finalmente
mueren ahogados en una playa de Turquía.
Hoy, esa es la estampa que luce la vieja y opulenta
Europa.
Sus ciudadanos piden acoger porque se sienten personas; aún recuerdan su
pasado, aquel en blanco y negro, cuando ellos mismos, sus padres y
sus abuelos, tuvieron que recorrer esa misma Europa, e incluso América: los
niños españoles de la guerra civil, los judíos, los gitanos y los comunistas,
los homosexuales... famélicos ejércitos de refugiados, de seres humanos
escondidos, huyendo de unas guerras y una represión que les asolaba, que les encogía
el corazón y les vaciaba las miradas. Esas miradas vacías que de nuevo vuelven a encoger el alma.
Ahora, la Unión Europea convoca una reunión urgente de ministros para
tratar el tema DENTRO DE QUINCE DÍAS; el gobierno español de Mariano Rajoy
indica que la crisis de refugiados no es un asunto de autonomías ni de municipios
si no un tema de estado que solo ellos, el gobierno, pueden asumir, y propone
una reunión PARA EL CONSEJO DE MINISTROS DE LA SEMANA QUE VIENE.
Igual habría que decirles a estos mediocres políticos de panza gorda y corazón de
piedra, que el hambre y el miedo no pueden esperar.
Personalmente no me avergüenza Europa, pero sí estos gobernantes vulgares, egoístas e inhumanos, con sus visiones de estado miserables, que nos ha tocado sufrir.
Personalmente no me avergüenza Europa, pero sí estos gobernantes vulgares, egoístas e inhumanos, con sus visiones de estado miserables, que nos ha tocado sufrir.
Y luego, a la cola de la piara, está el primer ministro de Hungría.
Muy triste destino el de esa pobre gente... :(
ResponderEliminarSalud
El triste destino que provoca el hambre, la miseria y las guerras.
EliminarEsos países que ejercen de control del mundo igual tienen algo que decir en ambos casos.
Un abrazo Genín y gracias por tu comentario.
Muy doloroso y lamentable.... No debe avergonzarte Europa, debe avergonzarnos mucho a todos, que no entendemos todavía que todos somos hermanos, porque todos nacimos en nuestra madre tierra, con igualdad de derecho a la paz y a la vida digna, con protección a los niños, quienes la única tarea que debieran tener sería jugar y ser felices, para conservar la especie humana, con la mayor fortaleza y salud posible, a pesar de tantos errores pasados. Como si no tuviéramos memoria, no corregimos nada.
ResponderEliminarLas instituciones y quienes las manejan son las que deben avergonzarnos y no debemos dejar de presionarlos en este grito mundial compartido, porque los refugien y porque resuelvan los motivos que los llevó a escapar de sus países. Que nadie huye por gusto, nadie deja todo atrás por gusto. Es un dolor infinito desarraigarse, porque queda algo muerto dentro del ser para siempre.
Un abrazo muy fuerte, José Vicente.
No puedo estar más de acuerdo contigo Sara. Lo que se está viendo desde hace algunos días con los refugiados, pero también lo que se ve desde hace ya mucho tiempo con los miles de inmigrantes, es una auténtica vergüenza para la humanidad. Los muertos se cuentan por miles, y los desplazados por millones. Todos es tán de acuerdo en que para Europa supone el mayor éxodo de personas desde la 2ª Guerra Mundial.
EliminarComo bien dices, nadie huye por gusto Sara, nadie.
Un fuerte abrazo y gracias por tu comentario.
Doloroso, lamentable lo que pasa con los refugiados, lo que se oye por ciertas personas que no tienen corazon.
ResponderEliminarNadie deja su tierra, su casa, asi por gusto.
Emocionante post José.
Un beso
Isa