jueves, 2 de junio de 2011

Flor de Azahar - Concurso de Paradela




Diego llevaba ya un buen rato esperando. Estaba algo nervioso, pero también inquieto e intranquilo por su tardanza. La esperaba donde ella le había dicho, aquel lugar que había sido enteramente de ellos durante tantos años. Su viejo naranjo.


Siempre, hasta donde podía alcanzar su memoria habían estado juntos y, su sitio preferido, el mágico lugar donde todos los días se encontraban, era en este viejo naranjo. Estaba algo oculto, alejado del camino y detrás de una cerca. Ni siquiera nadie se molestaba en recoger las naranjas que de él brotaban, algo que ellos agradecían.
Allí, junto a sus ramas casi salvajes pasaban horas ellos dos, solos e  inseparables. Aquel viejo naranjo había sido testigo fiel de sus juegos infantiles y de sus risas, de sus muchas confidencias y de aquel primer cigarrillo que compartieron con emoción clandestina. Y sobre todo fue testigo de aquella primavera en la que Diego esperó, durante días, el primer brote de flor de azahar de su naranjo. Cuando al fin la consiguió, emocionado y loco de contento, buscó a Marta y ceremoniosamente se la colocó entre los rizos de su hermoso pelo castaño, aumentando aun más, si eso era posible, su belleza. Marta le devolvió la galantería con un corto y dulce beso. Aquel día Diego supo, ya para siempre, lo que significaba estar enamorado.

Encendió el quinto cigarrillo desde que se encontraba allí esperando. Diego se sentía ligeramente embebido por el perfume de la flor de azahar que lo impregnaba todo a su alrededor. Aquel aroma tan embriagador que tantas veces había sentido y que tanto y tan profundamente lograba excitarlo.
Del humo del cigarrillo se distinguió una silueta. Se parecía a Marta, joven, tal y como él la recordaba cuando se fue. Rápidamente se dibujó otra, esta vez era la suya, como la anterior, también se reconoció diez años más joven.
La neblina que formó el cigarrillo le mostraba nítidamente aquel momento inolvidable en que, por última vez, sintieron el roce de sus propios cuerpos desnudos, enmadejados uno con otro y prestos a perderse en el más intenso y codiciado de los deleites.
Se besaron con pasión y luego, muy lentamente, se dejaron caer a los pies del viejo naranjo. Con timidez al principio, con vehemencia después, se fundieron en un solo ser, entregándose en cuerpo, pero también en alma. Se amaron y gozaron como nunca antes habían hecho. Deseaban, firmemente, dejar una huella perenne en sus propios corazones juveniles.

Como queriéndose unir al festejo, el viejo naranjo envolvió sus cuerpos en una lluvia de blancas y perfumadas flores de azahar. Derrotados y exhaustos, los amantes se contrajeron cubiertos por aquella suave y delicada manta que los envolvió.

Diego volvió a la realidad. Sintió que las manos le temblaban, aunque no eran solo las manos, todo el cuerpo le tiritaba, como cuando era niño y veía a lo lejos a Marta llegar corriendo hacía él. Agachó la cabeza y sonrió para si mismo, avergonzado. Hacía ya mucho que había dejado de ser aquel niño de once años.

Marta ya tardaba mucho. Miró el reloj y comprobó que ya se retrasaba treinta minutos. Por lo que él recordaba, ella solía ser puntual. Además le gustaba recalcarlo. Alguna regañina se había llevado en más de una ocasión por ese motivo. Empezó a pensar que no vendría. Quizá se habría arrepentido. Eran ya muchos años los que habían pasado.
También era posible que sólo le hubiera llamado para saludarle, como el viejo amigo que era, o le habría salido algún asunto importante y se olvidó de su encuentro. Debía de resignarse. El tiempo quizá no había pasado en vano.

Más de cuarenta y cinco minutos habían pasado. Ya hacía rato que había perdido la cuenta de los cigarrillos que llevaba pisados contra el suelo y se disponía a irse, estaba visiblemente frustrado. Fue entonces cuando vio que una mujer se acercaba hacía donde él estaba. Tenía una ligera cojera y caminaba con evidente inseguridad, parecía mayor. Las ropas que llevaba le venían algo grandes y parecían gastadas. Cuando se acercó lo suficiente, Diego la pudo observar con mayor apreciación. Tenía el pelo muy canoso y descuidado, grandes arrugas le configuraban un aspecto ajado y envejecido, de aire cansado. Pero lo que de verdad le descolocó de aquella mujer fueron sus ojos. Tenía los ojos vidriosos, que junto a unas grandes bolsas en forma de ojeras, le conferían una de las miradas más tristes que había visto nunca. Diego al ver esos ojos y sobre todo esa forma de mirar, supo enseguida y a pesar de todo de quien eran. ¡Como iba a olvidarla!

Marta se le acercó con una mezcla de timidez y temor que le sobrecogieron el corazón. ¿Cómo era posible?, aquella mujer parecía tener más de cincuenta años, y Marta tendría su misma edad, veintinueve.
Se saludaron con una extraña mezcla de miedo y frialdad, que Diego no había ni siquiera contemplado que pudiera suceder. Pero aquella mujer era para él una extraña. Nada de lo que él recordaba se encontró, y nada de lo que él esperaba sucedió.

Despacio, y casi en silencio, se acercaron hasta una mesa en la terraza de un bar. Durante más de una hora, Marta habló, primero con miedo incluso con vergüenza, tartamudeaba sin saber muy bien como decir y por donde empezar, pero poco a poco las palabras fueron fluyendo, despacio y con sobriedad, hasta convertirse en un torrente que marcaban sucesos, fechas y vivencias de  toda una vida concentrada en apenas diez años. Diego, dejó que lo hiciera, se mantuvo en silencio y sin interrumpirla. Tampoco hubiera sabido muy bien que decir.

Le contó que hasta hacía seis años todo había sido perfecto. El trabajo la llenaba completamente y le daba para vivir bien. Más tarde se casó enamorada con un buen hombre que también la quería. No podía pedir más. Tenía una vida completa y feliz.
Pero la vida, rencorosa, no permitió que la felicidad durara mucho tiempo. Un accidente se la cercenó. Le dejó una pierna destrozada, un pulmón perforado y una vida rota para siempre. Al dolor físico y permanente, se le unió el verdadero dolor que supuso la pérdida de su marido y del bebé que esperaban. Ya nunca se recuperó del todo.
Se hundió en una depresión impenetrable y profunda durante muchos meses. Lo dejó todo, lo abandonó todo, casa, amigos. Solo encontró un consuelo, el único que la permitía olvidar, aunque fuera temporalmente. Pero ese oasis fingido se convertiría, finalmente, en su verdadero infierno y en una pesadilla que ya no tuvo fin.
Durante cuatro años vagó por las calles, sin casa ni techo fijo. Ya no necesitaba nada y cuando lo precisaba, sabía como encontrarlo. Dormía en la calle, entre cartones o en el interior de cajeros automáticos. Llegó a pelearse con todos, hombres y mujeres por un hueco donde depositar sus escasas pertenencias en cualquier esquina resguardada o por un simple cigarrillo. Ya todo daba igual. Llegó a mirar cara a cara a lo más sombrío de la degradación.
Hacía unos meses que, incapaz de soportarlo más, había regresado a la ciudad donde quiso ingresar voluntariamente en un centro de desintoxicación. Hoy era el primer día que salía a la calle.

Diego hacía ya un rato que había dejado de escuchar. Sentía que el corazón se le iba a partir en dos. Unas gruesas lágrimas empezaron a brotarle de los ojos nublándole la vista. La voz de Marta se fue haciendo cada vez más acuosa y lejana. Pero una única palabra era la que le martilleaba constantemente en el cerebro desde que fuera pronunciada. Sida.
Hacía unas semanas que los médicos le habían informado que estaba en una fase casi terminal de la enfermedad.
De repente se sintió en la necesidad de arreglar algunos asuntos antes de que fuera demasiado tarde y no tuviera fuerzas.

El más importante, en realidad el único, era contactar con él. A pesar de los años transcurridos nunca le había olvidado, tampoco al viejo naranjo.
Por las circunstancias de la vida hubo de marcharse y se enamoró de otro hombre, durante algunos años tuvo una vida plena y feliz, luego esa misma vida la hizo bajar al más cruel de los infiernos, pero él siempre estuvo en su pensamiento. Ni siquiera en los momentos en que se encontraba más perdida pudo olvidarse de sus encuentros adolescentes aquí, en el viejo naranjo.
Marta intentaba poner la mayor dignidad que podía pronunciando esas palabras, consciente como era de que su aspecto no se parecía en nada al de aquella jovencita que se despidió de él aquel día a los pies del naranjo y envueltos en flores de azahar.

Diego tuvo un primer impulso de pánico en el que deseó levantarse e irse de allí, huir ante la pesadilla que estaba escuchando. Pero aquel momento de cobardía solo duró un instante. Su voz era auténtica y demasiado real. En esos momentos no estaba muy seguro de si lo que sentía por aquella mujer marchita, envejecida y enferma era amor o simplemente compasión. Pero le dio igual. Sintió que debía de hacer algo. Se sentía culpable de haber renunciado a ella tan fácilmente, de no haberla buscado y decirle, en su momento, cuanto la quería. Debió de haber luchado por ella. Quizá ambos se hubieran ahorrado muchas lágrimas.

Hoy, como aquel día, también había cogido una de las primeras flores de azahar que del viejo naranjo había brotado. Con la ilusión de un niño se la había colocado en la solapa, con la esperanza de que ella la reconocería. Pero eso ya no iba a ocurrir. Con delicadeza, abrió la mano de Marta y la tomó entre la suya. Luego, con toda la dulzura de que fue capaz, cogió la flor del ojal de su chaqueta y se la colocó entre aquel desmadejado y canoso cabello. Finalmente y en una extraña mezcla, del amor que tenía guardado desde hacía tantos años y de piedad por tanto sufrimiento, Diego acercó suavemente sus labios a los de ella. En aquel corto y dulce beso le entregaba una pequeña parte de todo aquello que podrían haber sido sus propias vidas.

Marta no dijo nada, admitió el beso agradecida. Seguidamente agachó la cabeza y por primera vez desde hacía mucho tiempo lloró.


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33 comentarios:

  1. He tenido un problema al colgar la entrada. Parece ser que no se visualizaba bien por los lados, haciendo al lectura farragosa. He tenido que suprimirla y volvr a colocarla.
    Desgraciadamente ha sido después de haber recibido dos comentarios. Los voy a volver a colocar.
    Siento mucho las molestias.

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  2. ANNA JORBA RICART dijo...
    Jose Vte....con la ternura y la sensibilidad que te caracteriza has creado este relato...
    ¡Ay esos amores que se dejaron de vivir!...
    La vida y los golpes del destino.
    Suerte del perfume de azahar que envuelve tus letras.

    ANA dijo...
    Genial, mucha suerte.

    besitos


    Muchas gracias a ambas.

    Anna, mucha suerte también a tí, mañana sin falta paso a leerte. Ahora se me ha hecho muy tarde.
    Un fuerte abrazo


    Ana. Gracias por tu comentario. Me alegraría que participaras también.
    Un fuerte abrazo

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  3. Tus entradas suelen emanar sensibilidad y belleza ,pero en esta creo que te has desbordado .
    Me encanta
    Unbesazo

    Suerte en el concurso

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  4. Las lágrimas acaban cicatrizándolo todo. Mucha historia, para salir de una pequeña foto mal hecha.

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  5. Un gran relato a pesar de la tristeza que se vive en el. Besos.

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  6. Me alegro que hayas solucionado tu problema, así podías lucir mucho más tu relato porque se lee muy bien.
    Triste historia pero dulce a la vez alrededor de la flor de azahar :)

    Un abrazo y suerte.

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  7. Me encanta la sensibilidad que emana de este relato que entiendo, está muy bien hecho.
    Estupendo, es una historia triste pero muy bella.
    Bicos

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  8. Una gran entrada. Te deseo mucha suerte Vicente. La flor de azahar siempre me conmueve, algo se agolpa en mi interior. Beso.

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  9. Que historia tan bonita, con tantos finales y tantos principios...Suerte en el concurso :)

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  10. ¿Ficción o realidad?... poco importa. Es una historia con encanto y muuucho sentimiento. Muy apta para presentar al concurso de Paradela.
    Te deseo mucha suerte.

    Un abrazo.

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  11. Amigo, Muy triste, pero excelente. Muchas felicidades, si está para ganar, mantienes la tensión y el interés hasta el punto final.
    Abrazos y gracias por tus palabras por casa. Con amigos como tu, es más fácil alcanzar metas.

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  12. Hola a todos. Quería decir que soy consciente de que es una historia triste, pero no siempre la vida, desgraciadamente, es como nos gusta que sea.
    He de decir, que me ha costado bastante parirla, probablemente ha sido la historia que más me ha costado de cuantas he escrito.
    Ignoro si ganará, probablemente no, el nivel de este concurso es alto. Pero si que me siento muy orgulloso de haberla escrito. Y os aseguro que bastante liberado tambien.

    Muchas gracias a todos por vuestros comentarios, y suerte a los participantes. Sois todos magníficos.

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  13. Tan hermoso como triste. La vida de algunas personas -como la protagonista de tu historia- es demasiado cruel e injusta... afortunadamente tú le has dado un punto de felicidad final con ese leve beso. Me encantó :)

    Como digo a todos los que ya he leído, es un placer compartir espacio en Paradela con personas tan creativas :)

    un abrazo

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  14. esta asturiana amiga y admiradora te da infinitas gracias por concedernos el privilegio de sumergir nuestra alma en el bellisimo manantial de tus letras, un besin muy grande.

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  15. Bueno esta ventana para hacer los comentarios es novedosa, espero que llegue a buen puerto, como siempre te superas, entre el drama, el amor, incluso esas gotas de erotismo,y esos giros finales que te ponen el alma en vilo, en fin que me ha gustado mucho espero que tengas mucha suerte en el concurso.

    un abrazo

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  16. Un relato muy duro pero a la vez muy real, en Paradela cabe todo, y tu entrada es muy buena, suerte.... Un saludo para todos.

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  17. Emocionante tu relato Jose Vte., a medida que lo leía se me ponía la piel de gallina, y es que es tan tristemente real...

    Un beso

    noche

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  18. Hola, vengo a leer tu relato para el concurso y agradecerte tu visita.
    Es una historia de amor muy real, muchas veces la vida es dura y no salen las cosas como quisierámos.
    Suerte, es muy bueno.

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  19. La realidad y la ficción, donde está la línea de separación
    Hermosa historia
    Enhorabuena, ganes o no ya has ganado
    Saludos

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  20. Pues a mi me parece que la vida no es bella cuando se ve la realidad tan crudamente como tú la relatas y evidentemente esas circunstancias lúgubres hacen que no se reanude un sentimiento que hacia solo unos minutos estaba con el deseo de hacerlo vivo de nuevo.

    Bien relatado. Suerte.

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  21. Si, es triste pero a la vez, es esperanzador. Diego consideró realmente la amistad de Marta por encima de su aspecto, de su tremenda historia y dolor para acompañarla durante esos minutos, complaciendo sus deseos. Eso es amistad, da igual que esté rodeada de compasión, ternura y lástima... hay tantos tipos de amistad.

    Muy bien escrito amigo. Sin duda, eres muy bueno transmitiendo sentimientos y emiciones en tus relatos.

    un abrazo

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  22. Hola master bonito titulo para este relato, bien realizado el manejo de los tiempos, aunque en ocasiones te hayas ido un poco por las ramas. Triste relato ciertamente, del cual hay que sacar una moraleja: Hay que coger el tren cuando para en el anden, todo lo demas es tiempo perdido.
    SUERTE en el concurso y un abrazo viejo amigo

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  23. Buen relato, sencillo, agridulce y con un aroma que perdura.

    Suerte y un abrazo.

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  24. Hola, quería reiterar las gracias a todos por vuestros comentarios, entre otras cosas porque eso significa que lo habeis leido, cosa que entiendo que no es facil. Es una historia algo extensa para su lectura en una pantalla, y quizás algo dificil de digerir.

    Como digo quería agradecer a todos por igual su comentario, pero en especial quería darle las gracias a Ramonchu, gran amigo desde hace muchos años. Su comentario, en el cual incluye una pequeña crítica, a la forma de esponerlo, me encanta. Gracias Ramonchu.

    También a otro gran amigo, a Jesús Valls, su comentario me ha llegado a traves de mi correo, y es de los que se agradecen mucho el recibirlo.

    Por supuesto que destaco estos comentarios por lo inusuales que son, todos los comentarios, y quien escribe en un blog me entenderá, son igualmente ilusionantes.

    Un fuerte abrazo a todos

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  25. Estimado amigo como siempre un verdadero placer pasear por tu blog.
    Un fuerte abrazo

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  26. Me has mantenido en vilo durante toda la lectura.
    Una historia intensa como la vida misma. Me has emocionado.
    Un abrazo.

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  27. Una pregunta ... Si tuviera música ¿ cuál sería?

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  28. Preciosa y tierna historia... obviamente no importa si es de unas características u otras, ni el estilo ni la conclusión. Lo importante es que te sientas como propio lo relatado.
    Personalmente, me ha gustado mucho, como el resto de las pequeñas pero ominosas historias leídas.
    Sigue así, deja que tu mente siga trabajando para que nosotros podamos deleitarnos con sorpresa con cada lectura.
    Enhorabuena!
    Un abrazo!

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  29. OSCAR, muchas gracias, ya sabes que es mutuo.


    LISA, muchas gracias por tus palabras. Me encantado tu propuesta de que música le vendría bien a la historia.
    Supongo que a cada uno que lo lea le inspirará una canción que, más o menos, regleje el espíritu de la historia.
    Te podría decir que a mi, en parte, me la ha inspirado Clara de Joan Bautista Humet, o la Princesa de Joaquín Sabina .
    Pero si alguna canción ha estado en mi mente al crear esta historia, esa ha sido Penélope de Joan Manuel Serrat . Creo que esa canción refleja, como ninguna otra, lo que yo he querido contar en el relato.


    ALEJANDRO, como me gustan tus comentarios, tanto cuando me los dices en persona como este escrito.
    Nos debemos un café y charlar de tu literatuta y de la mia.

    Un abrazo a todos

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  30. Pues no; no me parece largo, no me parece especialmente duro, no me parece difícil de digerir. Si que me parece muy buena, en serio. Y sobre todo me ha gustado lo de la flor y el beso al final. Es como si se pidiera perdón a sí mismo por haberla dejado ir, es como si le pidiera perdón a ella porque si hubieran estado juntos quizás no hubiera terminado así.
    Enhorabuena por el trabajoso parto. Suerte en el concurso y, ¡a disfrutar!.
    Un abrazo.
    Ibso.

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  31. Gracias también por tu voto, espero y ya verás como sí, que la próxima vez que será el mes próximo, tengas más suerte, te lo mereces.

    Un abrazo gordo.

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  32. Hola Jose!!! Me encanta tu relato ya se que no, has gando pero otra vez sera no pierdas la esperanza .
    Algun dia te llegara un besito .

    Mis mas sincera enhorabuena a la ganadora. Ana un besito guapa.

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  33. También me parece que Penélope es la ideal. Cuando te pregunté pensaba en ella.
    Muy bonito.Gracias

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