Jornadas de polio en Madrid; presentación de Sueños de escayola

Como anuncié hace unos días, hemos celebrado unas jornadas en el CRMF de Vallecas con el lema: "Los afectados por la Polio: su pasado y su presente". Ya es tiempo pues de hacer un pequeño resumen de este fin de semana tan especial e inolvidable que hemos pasado allí, en el lugar donde abrí los ojos al mundo, la ciudad donde nací; en Madrid.

Pero, ¿cómo podría resumir sin hacerme pesado que he podido reivindicar el Día Mundial Contra la Polio participando activamente en unas jornadas organizadas por la Asociacion Postpolio Madrid el mismo 24 de Octubre; que en ese acto pude cumplir un deseo anhelado como era presentar Sueños de escayola en Madrid; que abracé con emoción a amigos entrañables, unos que ya conocía y otros a los que tantas ganas tenía de conocer; que callejeamos representaciones, tabernas y monumentos con la guía más encantadora y simpática que se puede tener (gracias Vicky); que he comido los mejores cocidos madrileños y que hasta he podido desquiciarme dando vueltas como un topo perdido por sus callejuelas chicas y sus avenidas enormes? Y sobre todo, que pude encontrarme con muchos primos y tíos, tantos familiares a los que no puedo ver con la asiduidad que quisiera, a algunos desde hace varios años.

Sí, definitivamente ha sido un fin de semana inolvidable.  

 Reconozco que en los días previos, y la misma mañana de la presentación, estaba algo nervioso, los gatitos seguían maullando sin cesar dentro de mi barriga. Para mí era una gran responsabilidad hacerlo bien porque Madrid es muy especial para mí. A pesar de lo que pueda parecer, porque ya llevo encima varias presentaciones de la novela, la realidad es que es algo que me cuesta mucho; no soy de verbo fácil, a veces me es difícil expresarme con palabras y soy bien consciente de ello. Pero también tengo claro que una buena novela como creo que es Sueños de escayola, con la historia tan especial y emotiva que quiere contar, se merece que su autor se deje de pamplinas timoratas y sea quien es. Así pues, decidí abrirme y dejarme fluir.

Afortunadamente estuve bien arropado por la tranquilidad y el buen hacer tanto de Roser Romero, secretaria de organización de Cocemfe, en su discurso de inauguración de las jornadas, como, sobre todo, de Sergio Augusto Vistraín, presidente de OMCETPAC con su excelente ponencia sobre los efectos tardíos de la Polio y el Síndrome Postpolio. Y por supuesto por quien me acompaño en la mesa, Consuelo Ruiz, presidenta de FEAPET, que dijo querer realizarme un “tercer grado” pero que en realidad me puso una confortable alfombra con sus preguntas para que finalmente todo transcurriera como una seda.

Al final creo que no estuvo mal del todo. Con algún titubeo, tan típico de mí, con mi exceso de gesticulación, con algún parón imprevisto y sorprendente, apoyado por los videos de Carla Ruiz, la voz de Irlanda Martínez y de un puñado de fotos que ya son un legado sobre la polio, siento que supe hacer llegar a todos los buenos amigos que quisieron asistir, que Sueños de escayola les va a emocionar porque va a susurrarles al oído una historia muy pequeña y casi en blanco y negro sobre unos chavalillos y un lugar hace ya algunos años, una historia que habla de infancia, amistad y esperanza. “Estos días azules y este sol de la infancia” que escribió Machado.

Muchas gracias a Pedro Moyano, por la organización, Roser Romero, Javier Font (Presidente de Famma-CocemfeMadrid que cerró las jornadas) a Sergio A. Vistrain y a Consuelo Ruiz por invitarme a estas importantes jornadas sobre polio y darme la oportunidad de presentar el libro; a mis tres chicas, a Carla Ruiz y a mis familiares de Madrid que me apoyaron con tanto entusiasmo y cariño, y por supuesto a todos los amigos que quisieron asistir. Me gustaría citaros a todos aunque sé que es imposible, pero sabed que os estoy enormemente agradecido.

A todos, de corazón, muchas gracias. 

Os dejo con todas estas fotos de las jornadas sobre: "Los Afectados de polio; su pasado y su presente"

 

 

 

 

 

 

Las fotos son de Irene G. Fuentes, mi niña y José Gª-Pozuelo, mi primo. Muchas gracias a los dos.