Supongo que todos, al menos quienes residen en España, ya ha visto el spot que anuncia el sorteo de Navidad de este año en el que un hombre es conminado por su mujer para que baje al bar de su amigo y felicitarle por haber repartido el décimo premiado de la lotería de Navidad. Cuando yo lo vi por primera vez no pude por menos que darme cuenta de que el argumento es practicamente el mismo que este que yo escribí hace ahora cuatro años, en 2010, y que forma parte de mi libro de relatos "Despertar". Por supuesto cambia el entorno y los pesonajes, pero la idea y el mensaje que intenta trasmitir de ilusión, esperanza y sobre todo de solidaridad es exactamente el mismo. Evidentemente este es un relato muy simple, de cuando yo empezaba en esto de escribir, y probablemente hoy cambiaría el modo de narrarlo; por contra ese anuncio está realizado con todo tipo de medios para generar sensaciones, con una ambientación y unos actores excelentes. Pero, y con toda la modestia del mundo, a mi se me ocurrió primero.
Al final del relato he colocado el anuncio.
La imagen que ilustra "El billete de lotería" es la que realizó Silvia Lázaro para la antología de relatos.
Todos los sábados por la mañana, y
antes de acercarse al mercado para realizar la compra semanal, Josefa se acercaba
a la administración de lotería y compraba su billete para el sorteo que se iba
a realizar ese mismo día. Siempre, desde hacía ya 12 años, compraba el mismo
número, a pesar de que nunca en todos aquellos
años le había tocado gran cosa; alguna pedrea o alguna devolución, pero nunca
nada serio, ninguna cantidad lo suficientemente importante como para permitirse
un capricho o algún exceso. Ese singular detalle no impedía que Josefa perdiera
la esperanza y que acudiera fiel a su cita con la administración de lotería de
su barrio. Mª Carmen, la lotera, y ella se habían hecho buenas amigas a fuerza de verse
todos los sábados por la mañana; ambas compartían número y eran confidentes
de sus propias quimeras que manifestaban en el ceremonial, mitad en broma,
mitad en serio, de frotar el billete de lotería en la espalda de la lotera, con
la idea de que ese gesto, como si de un toque mágico se tratara, era el que
inevitablemente les traería suerte.
Todas las semanas repetían la misma
operación, sin faltar ninguna. Josefa estaba convencida de que su día llegaría
y de que ese número, su número, saldría tarde o temprano, y ella por fin podría
tocar el cielo con las manos.
Una vez con el billete en
sus manos, y mientras se dirigía al mercado, a Josefa le gustaba soñar. Soñaba
en todo lo que iba a hacer con el dinero que le podía tocar; fantaseaba con
hacer un gran viaje con su marido, ese pobre cabezón, de tan mala suerte, que
llevaba mas de un año parado, y que a sus mal llevados 56 años, tenía cada vez
menos esperanzas de encontrarlo; o quizás se compraría un lujoso vestido largo
y pasaría toda una noche bailando, como epílogo a una romántica cena con
su, ahora si, apuesto marido que, enfundado en un elegante smoking, estaría
irresistiblemente romántico; y ya puestos a soñar, cumpliría su gran deseo, compraría
una casa. Sería en el campo, siempre les había gustado vivir allí, en una casa
grande en su pueblo, con un gran terreno donde cultivarían sus hortalizas y tendrían
montones de árboles frutales, aquel si
que sería un buen lugar donde respirarían aire puro todos los días. Pero a
veces, se sentía mal por lo que creía un exceso de ambición, entonces bajaba al
sueño de la realidad y se conformaba con comprar un pequeño piso en la propia ciudad,
que tuviera ascensor, eso sí, que las piernas ya estaban muy castigadas; con una
cocina grande donde poder colocar el ansiado lavavajillas y que tuviera grandes
ventanas exteriores para poderlas abrir y dejar que se paseara el aire fresco
por todas las habitaciones, en lugar del enrarecido ambiente que subía del
deslunado interior al que daban las ventanas de su viejo piso.
Hoy es sábado y Josefa ha dejado de
soñar, no se lo puede creer, pero de repente se ha encontrado con la más cruda y
amarga realidad. Una fractura de tibia la mantiene recluida en una cama del
hospital; fue hace dos días por culpa de un desafortunado accidente al caerse
del último tramo de la escalera que estaba limpiando.
El infortunio no le ha impedido que,
cómo siempre suele hacer, haya escuchando el sorteo de la lotería por la radio
y asistir, como en otro de sus sueños, a vivir el momento mágico en el que los
niños de San Ildefonso han cantando el número que ella juega desde hace tantos
años.
Pero 'poco dura la alegría en la
casa del pobre’ – pensará más tarde.
La explosión de alegría inicial se ha
tornado en angustia y desilusión al comprobar que su marido no ha ido a la
administración de lotería a comprar el décimo.
Ahora Antonio no sabe como consolarla.
Maldice su suerte y se siente culpable por la dejadez de no haber pasado a
recoger el billete camino del hospital, como su mujer le había indicado. Es
ahora que la mira con encogido disimulo cuando apenas reconoce a una mujer desolada
y abatida, tan distinta de su desenfadado y alegre carácter habitual. Y sólo entonces
empieza a ser consciente de lo que ese décimo significaba para ella y cuanto de
una apacible y placentera senectud se ha podido volatilizar con ese olvido.
Cabizbajo y sin saber que decir,
asiste entre apenado y resignado a los lamentos de su mujer, que confirma que
una vez más la fortuna les ha dado la espalda.
— No era para nosotros —trata de consolarla con poco convencimiento.
Durante un buen rato, no se oye nada
en la habitación, el silencio se podría cortar, y solo es roto ocasionalmente
por algún quejido o por el pasear de visitantes y familiares de alguna
habitación de la planta. Ellos bastante tienen con asumir que su vida volverá a
la rutina que nunca cambió; Josefa, cuando se recupere, seguirá limpiando
patios y escaleras por setecientos euros al mes. Antonio a pasarse, como casi todos
los días, por la oficina del paro para mirar que ofertas de empleo hay, luego
pateará algunas fábricas pidiendo una faena, que sabe sobradamente que no le
darán.
Finalmente, ese silencio es
repentinamente roto por el estridente sonido del timbre del teléfono que les
saca de golpe de sus aislamientos, Josefa, con el gesto envuelto en derrota
reflejado en la cara, le dice a su marido que se lo acerque y éste, servicial,
se lo hace llegar:
—Hola Josefa —le dice la voz al otro
lado del teléfono— soy Mª Carmen, la
lotera, no se si sabes que la semana pasada salió la devolución en el
décimo que te llevas todas las semanas, y que hoy, al ver que no te pasabas a
recogerlo, he empleado ese dinero en comprar el décimo de esta semana, como
solemos hacer habitualmente.
¿Ya sabes que te ha tocado la lotería?
En aquel momento, Josefa dejó de oír lo que le hablaban, porque de nuevo
había vuelto a soñar.
Ya ves, te adelantaste de manera genial
ResponderEliminarHola Emejota, gracias amiga. Al menos en el mensaje final de solidaridad y esperanza si que me adelanté. Yo no sé si los responsables del anuncio conocían el relato o ha sido cuestión de casualidad, eso es algo que probablemente nunca sabré, pero insisto, sea como sea la idea final de solidaridad al guardar el billete por un amigo, que es lo que le da sentido a la historia se me ocurrió a mi hace cuatro años y eso, como no, me llena de satisfacción.
EliminarUn beso enorme y reparte saludos y palmaditas cariñosas.
Quizá te copiaron la idea...no me extrañaría nada de esta gente.
ResponderEliminarMe gusta más tu relato que el anuncio (que por cierto no soporto)
Besitos
Muchas gracias Marina. tómate algo, jeje.
EliminarNo se puede negar que el anuncio está muy bien realizado, pero también es verdad que es algo tramposo por como juega con los sentimientos de la gente por todo el clima que envuelve la historia que han creado, y el chorreo de medios que hay en él, por supuesto. Mi relato es muy sencillo, casi diría de ir por casa y también tiene los defectos de un relato primerizo, pero la idea, el germen de ambas historias, la que habla de esperanza y solidaridad, es la misma y eso me halaga como autor.
Un beso
:)
ResponderEliminarSalud
Un abrazo Genín y gracias.
EliminarTe adelantaste jeje...
ResponderEliminar=)
Neo, a mi me queda la satisfacción de que así fue.
EliminarUn abrazo.
Indudablemente, la idea es la misma. Es para que lo proclames a los cuatro vientos, claro que sí.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hola Isabel, al menos tener el consuelo del derecho al pataleo, jajaja.
EliminarUn abrazo y gracias
Me ha gustado mucho tu relato y el anuncio también, que no había visto y me ha emocionado. A veces los sueños se hacen realidad.
ResponderEliminarUn abrazo
Gracias Carmen. El relato es primerizo aunque escrito con mucho cariño y sí, yo también pienso que, cuando se lucha por ellos, los sueños a veces se hacen realidad.
EliminarUn abrazo enorme.
Es que eres todo un visionario jajaja
ResponderEliminarEn serio, a mí también me gusta más tu relato, el anuncio no sé yo...
Besos!!
Ya ves Teriri, así soy yo, creando estilo, jaja
EliminarLo que no me puedo olvidar es que tú en una ocasión cogiste un extracto de este relato para un jueves y le diste la vuelta como un calcetín. Y no veas lo que me gustó la punta que le sacaste.
Al final este pequeño cuento de Navidad va a estar tocado por una varita mágica.
Un beset
Jajaja es ciertooo, cómo cambió la cosa!! :)
EliminarNo me extrañaria nada de nada, de todos modos mira esto.
ResponderEliminarPolémica sobre el anuncio de la Lotería de Navidad 2014 ¿Oportunismo o falta de ética?
Lee el enlace
Abrazote utópico, Irma.-
Irma, no sabía nada de toda esta polémica, pues ahora si que no me extraña que alguien de esta agencia de publicidad haya leído el relato en alguna ocasión y le haya surgido la idea de adaptarla para su campaña. ¿Quien les iba a discutir?
EliminarAl final estas empresas de publicidad son monstruos fagocitadores de ideas. ¿Cuantas más habrán cogido por ahí para tantas campañas con el silencio de sus autores que saben que poco pueden hacer más que el derecho al pataleo? Siempre se cuidarán mucho de un plagio literal para evitar querellas.
Si a mí se me ocurriera protestar más allá de este blog pequeño y mi facebook, que iban a decir de mí ¡mira este iluso, que quiere su minuto de gloria a costa de una campaña de éxito!
Si todo un director de fotografía que ha trabajado para ellos se ve obligado a echarse para atras, seguramente para evitar que le boicoteen en otros trabajos, ¿que no harían conmigo si me atreviera a dar un paso más allá de este simple pataleo?.
Ahora que he leído esta información es cuando me he sentido indignado de verdad.
Muchas gracias Irma, por el comentario y por el enlace.
Un beset utópico
José Vte. sabía de la polémica creada, y desde ayer me he pensado si decirtelo o no, ahora al llegar aqui y ver que ya estas enterado, me alegro y me gustaría TE SIENTAS ORGULLOSO, mucho , muchísimooo ahora ya tenemos al Autor y ¿por que?, pues lo puedes demostrar a los que llegamos a tí, y esto nos llevará a tu triunfo con SUEÑOS DE ESCAYOLA, estás marcado por la estrella del éxito,
EliminarMis mejores deseos para que lo tomes con más calma y busque la parte tan positiva ¡eres un grande¡
Besos muchos
tRamos
Ufff!!! Gracias Tramos, me has dejado sin aliento. Sin duda me dedicas palabras que no se corresponden con la realidad, pero igualmente te las agradezco en lo que vale tu amistad.
EliminarNunca he pensado en denunciar esto como plagio, ya lo he comentado más arriba. Los únicos medios son interponer una querella, y eso supone pagar unas tasas que ni puedo ni quiero pagar, o denunciarlo a los medios. Y este último modo no quiero ni imaginarme que sucedería si por lo que fuera tuviera eco, viendo que parece que este anuncio lleva arrastrando ya la polémica. No tengo ningunas ganas de ver mi nombre circulando por ningún lado por este motivo, ni para bien ni para mal.
Yo tuve hace cuatro años una idea y la escribí humildemente en un pequeño relato sin trascendencia, Ahora esa misma idea circula en un gran anuncio rodado con todos los medios del mundo y que lo van a ver millones de personas, yo no sé si me la han copiado o si ha sido fruto de la casualidad. Probablemente nunca lo sabré.
Un beso enorme Tramos y muchas gracias por todas tus palabras.
Que gustazo leerte como siempre; aunque no me prodigo en comentarte si leo tus post que como siempre son un verdadero placer.
ResponderEliminarUn abrazo amigo ;)