sábado, 15 de noviembre de 2014

El anuncio de la lotería

Supongo que todos, al menos quienes residen en España, ya ha visto el spot que anuncia el sorteo de Navidad de este año en el que un hombre es conminado por su mujer para que baje al bar de su amigo y felicitarle por haber repartido el décimo premiado de la lotería de Navidad. Cuando yo lo vi por primera vez no pude por menos que darme cuenta de que el argumento es practicamente el mismo que este que yo escribí hace ahora cuatro años, en 2010, y que forma parte de mi libro de relatos "Despertar". Por supuesto cambia el entorno y los pesonajes, pero la idea y el mensaje que intenta trasmitir de ilusión, esperanza y sobre todo de solidaridad es exactamente el mismo. Evidentemente este es un relato muy simple, de cuando yo empezaba en esto de escribir, y probablemente hoy cambiaría el modo de narrarlo; por contra ese anuncio está realizado con todo tipo de medios para generar sensaciones, con una ambientación y unos actores excelentes. Pero, y con toda la modestia del mundo, a mi se me ocurrió primero.
Al final del relato he colocado el anuncio. 
La imagen que ilustra "El billete de lotería" es la que realizó Silvia Lázaro para la antología de relatos.

EL BILLETE DE LOTERÍA


Todos los sábados por la mañana, y antes de acercarse al mercado para realizar la compra semanal, Josefa se acercaba a la administración de lotería y compraba su billete para el sorteo que se iba a realizar ese mismo día. Siempre, desde hacía ya 12 años, compraba el mismo número, a pesar de que  nunca en todos aquellos años le había tocado gran cosa; alguna pedrea o alguna devolución, pero nunca nada serio, ninguna cantidad lo suficientemente importante como para permitirse un capricho o algún exceso. Ese singular detalle no impedía que Josefa perdiera la esperanza y que acudiera fiel a su cita con la administración de lotería de su barrio. Mª Carmen, la lotera, y ella se  habían hecho buenas amigas a fuerza de verse todos los sábados por la mañana; ambas compartían número y eran confidentes de sus propias quimeras que manifestaban en el ceremonial, mitad en broma, mitad en serio, de frotar el billete de lotería en la espalda de la lotera, con la idea de que ese gesto, como si de un toque mágico se tratara, era el que inevitablemente les traería suerte.
Todas las semanas repetían la misma operación, sin faltar ninguna. Josefa estaba convencida de que su día llegaría y de que ese número, su número, saldría tarde o temprano, y ella por fin podría tocar el cielo con las manos.

Una vez con el billete en sus manos, y mientras se dirigía al mercado, a Josefa le gustaba soñar. Soñaba en todo lo que iba a hacer con el dinero que le podía tocar; fantaseaba con hacer un gran viaje con su marido, ese pobre cabezón, de tan mala suerte, que llevaba mas de un año parado, y que a sus mal llevados 56 años, tenía cada vez menos esperanzas de encontrarlo; o quizás se compraría un lujoso vestido largo y pasaría toda una noche bailando, como epílogo a  una romántica cena con su, ahora si, apuesto marido que, enfundado en un elegante smoking, estaría irresistiblemente romántico; y ya puestos a soñar, cumpliría su gran deseo, compraría una casa. Sería en el campo, siempre les había gustado vivir allí, en una casa grande en su pueblo, con un gran terreno donde cultivarían sus hortalizas y tendrían montones de  árboles frutales, aquel si que sería un buen lugar donde respirarían aire puro todos los días. Pero a veces, se sentía mal por lo que creía un exceso de ambición, entonces bajaba al sueño de la realidad y se conformaba con comprar un pequeño piso en la propia ciudad, que tuviera ascensor, eso sí, que las piernas ya estaban muy castigadas; con una cocina grande donde poder colocar el ansiado lavavajillas y que tuviera grandes ventanas exteriores para poderlas abrir y dejar que se paseara el aire fresco por todas las habitaciones, en lugar del enrarecido ambiente que subía del deslunado interior al que daban las ventanas de su viejo piso.

Hoy es sábado y Josefa ha dejado de soñar, no se lo puede creer, pero de repente se ha encontrado con la más cruda y amarga realidad. Una fractura de tibia la mantiene recluida en una cama del hospital; fue hace dos días por culpa de un desafortunado accidente al caerse del último tramo de la escalera que estaba limpiando.
El infortunio no le ha impedido que, cómo siempre suele hacer, haya escuchando el sorteo de la lotería por la radio y asistir, como en otro de sus sueños, a vivir el momento mágico en el que los niños de San Ildefonso han cantando el número que ella juega desde hace tantos años.

Pero 'poco dura la alegría en la casa del pobre’ – pensará más tarde.
La explosión de alegría inicial se ha tornado en angustia y desilusión al comprobar que su marido no ha ido a la administración de lotería a comprar el décimo.

Ahora Antonio no sabe como consolarla. Maldice su suerte y se siente culpable por la dejadez de no haber pasado a recoger el billete camino del hospital, como su mujer le había indicado. Es ahora que la mira con encogido disimulo cuando apenas reconoce a una mujer desolada y abatida, tan distinta de su desenfadado y alegre carácter habitual. Y sólo entonces empieza a ser consciente de lo que ese décimo significaba para ella y cuanto de una apacible y placentera senectud se ha podido volatilizar con ese olvido.
Cabizbajo y sin saber que decir, asiste entre apenado y resignado a los lamentos de su mujer, que confirma que una vez más la fortuna les ha dado la espalda.

 — No era para nosotros —trata de consolarla con poco convencimiento.

Durante un buen rato, no se oye nada en la habitación, el silencio se podría cortar, y solo es roto ocasionalmente por algún quejido o por el pasear de visitantes y familiares de alguna habitación de la planta. Ellos bastante tienen con asumir que su vida volverá a la  rutina que nunca cambió; Josefa, cuando se recupere, seguirá limpiando patios y escaleras por setecientos euros al mes. Antonio a pasarse, como casi todos los días, por la oficina del paro para mirar que ofertas de empleo hay, luego pateará algunas fábricas pidiendo una faena, que sabe sobradamente que no le darán.   

Finalmente, ese silencio es repentinamente roto por el estridente sonido del timbre del teléfono que les saca de golpe de sus aislamientos, Josefa, con el gesto envuelto en derrota reflejado en la cara, le dice a su marido que se lo acerque y éste, servicial, se lo hace llegar:
—Hola Josefa —le dice la voz al otro lado del teléfono— soy Mª Carmen, la  lotera, no se si sabes que la semana pasada salió la devolución en el décimo que te llevas todas las semanas, y que hoy, al ver que no te pasabas a recogerlo, he empleado ese dinero en comprar el décimo de esta semana, como solemos hacer habitualmente.
¿Ya sabes que te ha tocado la lotería?
En aquel momento, Josefa dejó de oír lo que le hablaban, porque de nuevo había vuelto a soñar.


20 comentarios:

  1. Ya ves, te adelantaste de manera genial

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    1. Hola Emejota, gracias amiga. Al menos en el mensaje final de solidaridad y esperanza si que me adelanté. Yo no sé si los responsables del anuncio conocían el relato o ha sido cuestión de casualidad, eso es algo que probablemente nunca sabré, pero insisto, sea como sea la idea final de solidaridad al guardar el billete por un amigo, que es lo que le da sentido a la historia se me ocurrió a mi hace cuatro años y eso, como no, me llena de satisfacción.

      Un beso enorme y reparte saludos y palmaditas cariñosas.

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  2. Quizá te copiaron la idea...no me extrañaría nada de esta gente.

    Me gusta más tu relato que el anuncio (que por cierto no soporto)

    Besitos

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    1. Muchas gracias Marina. tómate algo, jeje.
      No se puede negar que el anuncio está muy bien realizado, pero también es verdad que es algo tramposo por como juega con los sentimientos de la gente por todo el clima que envuelve la historia que han creado, y el chorreo de medios que hay en él, por supuesto. Mi relato es muy sencillo, casi diría de ir por casa y también tiene los defectos de un relato primerizo, pero la idea, el germen de ambas historias, la que habla de esperanza y solidaridad, es la misma y eso me halaga como autor.

      Un beso

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    1. Neo, a mi me queda la satisfacción de que así fue.

      Un abrazo.

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  4. Indudablemente, la idea es la misma. Es para que lo proclames a los cuatro vientos, claro que sí.
    Un abrazo.

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    1. Hola Isabel, al menos tener el consuelo del derecho al pataleo, jajaja.

      Un abrazo y gracias

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  5. Me ha gustado mucho tu relato y el anuncio también, que no había visto y me ha emocionado. A veces los sueños se hacen realidad.
    Un abrazo

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    1. Gracias Carmen. El relato es primerizo aunque escrito con mucho cariño y sí, yo también pienso que, cuando se lucha por ellos, los sueños a veces se hacen realidad.

      Un abrazo enorme.

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  6. Es que eres todo un visionario jajaja
    En serio, a mí también me gusta más tu relato, el anuncio no sé yo...
    Besos!!

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    1. Ya ves Teriri, así soy yo, creando estilo, jaja

      Lo que no me puedo olvidar es que tú en una ocasión cogiste un extracto de este relato para un jueves y le diste la vuelta como un calcetín. Y no veas lo que me gustó la punta que le sacaste.
      Al final este pequeño cuento de Navidad va a estar tocado por una varita mágica.

      Un beset

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    2. Jajaja es ciertooo, cómo cambió la cosa!! :)


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  7. No me extrañaria nada de nada, de todos modos mira esto.

    Polémica sobre el anuncio de la Lotería de Navidad 2014 ¿Oportunismo o falta de ética?

    Lee el enlace

    Abrazote utópico, Irma.-

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    1. Irma, no sabía nada de toda esta polémica, pues ahora si que no me extraña que alguien de esta agencia de publicidad haya leído el relato en alguna ocasión y le haya surgido la idea de adaptarla para su campaña. ¿Quien les iba a discutir?
      Al final estas empresas de publicidad son monstruos fagocitadores de ideas. ¿Cuantas más habrán cogido por ahí para tantas campañas con el silencio de sus autores que saben que poco pueden hacer más que el derecho al pataleo? Siempre se cuidarán mucho de un plagio literal para evitar querellas.
      Si a mí se me ocurriera protestar más allá de este blog pequeño y mi facebook, que iban a decir de mí ¡mira este iluso, que quiere su minuto de gloria a costa de una campaña de éxito!

      Si todo un director de fotografía que ha trabajado para ellos se ve obligado a echarse para atras, seguramente para evitar que le boicoteen en otros trabajos, ¿que no harían conmigo si me atreviera a dar un paso más allá de este simple pataleo?.

      Ahora que he leído esta información es cuando me he sentido indignado de verdad.

      Muchas gracias Irma, por el comentario y por el enlace.

      Un beset utópico

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    2. José Vte. sabía de la polémica creada, y desde ayer me he pensado si decirtelo o no, ahora al llegar aqui y ver que ya estas enterado, me alegro y me gustaría TE SIENTAS ORGULLOSO, mucho , muchísimooo ahora ya tenemos al Autor y ¿por que?, pues lo puedes demostrar a los que llegamos a tí, y esto nos llevará a tu triunfo con SUEÑOS DE ESCAYOLA, estás marcado por la estrella del éxito,

      Mis mejores deseos para que lo tomes con más calma y busque la parte tan positiva ¡eres un grande¡

      Besos muchos

      tRamos

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    3. Ufff!!! Gracias Tramos, me has dejado sin aliento. Sin duda me dedicas palabras que no se corresponden con la realidad, pero igualmente te las agradezco en lo que vale tu amistad.
      Nunca he pensado en denunciar esto como plagio, ya lo he comentado más arriba. Los únicos medios son interponer una querella, y eso supone pagar unas tasas que ni puedo ni quiero pagar, o denunciarlo a los medios. Y este último modo no quiero ni imaginarme que sucedería si por lo que fuera tuviera eco, viendo que parece que este anuncio lleva arrastrando ya la polémica. No tengo ningunas ganas de ver mi nombre circulando por ningún lado por este motivo, ni para bien ni para mal.
      Yo tuve hace cuatro años una idea y la escribí humildemente en un pequeño relato sin trascendencia, Ahora esa misma idea circula en un gran anuncio rodado con todos los medios del mundo y que lo van a ver millones de personas, yo no sé si me la han copiado o si ha sido fruto de la casualidad. Probablemente nunca lo sabré.

      Un beso enorme Tramos y muchas gracias por todas tus palabras.

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  8. Que gustazo leerte como siempre; aunque no me prodigo en comentarte si leo tus post que como siempre son un verdadero placer.
    Un abrazo amigo ;)

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