Con
un ligero retraso, como tanto ocurre últimamente, actualizo el blog con esta crónica
de lo que para mí fue uno de los días más emocionantes de los últimos años.
Aquel
día 26 de mayo amaneció caluroso como ya está siendo habitual en esta primavera
tan atípica del 2015. Los nervios fueron culebreando por mi estómago
durante casi todo el día; por el acontecimiento tan importante que sucedía esa
tarde, la presentación de mi primera novela "Sueños de escayola",y por otro suceso que se sumó sin ser invitado: esto es, los libros que
desde hacía varios días ya tenía que haber enviado la distribuidora todavía no
habían llegado. Y ahí estaba yo, esperando desesperado; continuas llamadas a
Quique, mi editor, este a su vez llamando a la distribuidora y a la imprenta
sin que tuviera una respuesta clara y definitiva. Tras la comida, vuelta a
esperar impaciente y nuevas llamadas y asomadas al balcón a vigilar. Las tres,
las cuatro, las cinco de la tarde. Por fin, a las 18 horas y diez minutos
llamaba a casa la furgoneta con los libros. La presentación comenzaba a las
19,30 horas. ¿El corazón? sigue latiendo..., gracias.